Por qué el vestido de novia de la reina Sofía sigue siendo icónico 42 años después: «Se lo podrían haber puesto cualquiera de las infantas»

Author: mujerhoy

Tuvieron que mediar muchos elementos para que Juan Carlos y Sofía, ahora reyes eméritos,
se casaran el 14 de mayo de 1962, pero finalmente se dieron el ‘sí, quiero’ bajo los el rito católico en la basílica de San Dionisio y por el rito ortodoso en la catedral Metropolitana de Atenas. La pareja tuvo que pasar el filtro de sus respectivos padres, de
Francisco Franco y del papa Juan XXIII, Llenaron páginas y páginas de la crónica social y cumplimentaron un capítulo de la historia que, en códigos románticos, no ha tenido un final feliz.

En ocasiones de estas características, máxime en esos tiempos en los que el papel couché tenía pocos rivales para informarse y recrearse en los detalles, el vestido de la novia era no solo, como mandan el cliché y la tradición, el secreto mejor guardado. Era mucho más. Por eso recurrimos a
los diseñadores Petro Valverde Juan Avellaneda y Jorge Redondo, al fente de Redondo Brand, para ponerlo en valor. La entonces princesa de Grecia, muy bajo la influencia de
su madre, la reina Federica, siguió los cánones que se esperaban de ella con este icónico vestido del diseñador Jean Dessès, que complementó con el velo de Gante con el que se había casado su madre y la tiara prusiana que había pertenecido a su abuela, Victoria Luisa de Suecia. Una joya que, por cierto, también lució su nuera, la ahora reina Letizia, para casarse con Felipe de Borbón y Grecia.

No era casual que la reina Sofía luciese esta creación, pues el couturier nacido en Alejandría de padres griegos, ya había cosido para su madre y tanto para su hermana Irene y ella en su juventud. En un día tan crucial para Sofía de Grecia también sus damas de honor lucieron trajes de tonalidades suaves que encajaron a la perfección con el vestido de la princesa griega, que en la actualidad s
e conserva en el Palacio Real de Aranjuez, donde se muestra junto al que creó
Pertegaz para la reina Letizia, el de Petro Valverde, para la infanta Elena, y el de
Lorenzo Caprile, para la infanta Cristina.

Precisamente por esta circunstancia
contactamos con Petro Valverde para para analizar el vestido de la reina Sofía. La entonces princesa de Grecia compartió diseñador con otras celebridades de la época como la duquesa de Windsor,
la célebre relaciones públicas Elsa Maxwell, y Athina Livanos,
primera mujer de Aristóteles Onassis. Muchas estrellas de Hollywood han recuperado sus creaciones en fechas más contemporáneas, como Jennifer Lopez, Renée Zellweger o la top model Naomi Campbell. Aunque murió prácticamente olvidado en Atenas en 1970, donde había abierto una pequeña boutique siete años antes, queremos rendirle tributo a través del vestido de la reina Sofía.

«Te cuento una anécdota, aunque no te lo creas, todavía no he visto en el museo del palacio el vestido de la reina Sofía», comienza con humor Petro Valverde, que deshace en halagos hacia el vestido:
«El traje es una absoluta preciosidad. Lo he visto solamente en fotos. Me han comentado que la iluminación es muy tenue, por lo que no se puede apreciar en todo su esplendor. Imagino que lo hacen para su conservación», nos dice.

Petro Valverde recuerda cómo vivió la boda de los reyes Juan Carlos y Sofía

«Cuando se casaron los ahora reyes eméritos yo era un crío, pero tengo muy nítido el recuerdo. En aquel momento pensé que ojalá algún día pudiera cumplir el sueño de vestir a alguien como ella. Y lo logré», nos dice en alusión al espectacular diseño que realizó para la infanta Elena en
su boda con Jaime de Marichalar.

«El traje de la reina Sofía es una belleza. Se puede lucir ahora perfectamente. Si alguna de las infantas se lo hubiera querido poner lo podría haber hecho, simplemente con hacer alguna pequeña adaptación», asegura. Ante estas palabras, resulta inevitable no pensar en que ha sido precisamente eso
lo que ha hecho Teresa Urquijo, mujer ahora del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, con el vestido con el que se casaron su abuela,
Teresa de Borbón-Dos Scilias, y su madre, Beatriz Moreno.

«Los trajes clásicos como este aguantan mucho mejor el paso del tiempo. Es una lucha que tengo con las novias siempre. La foto de tu boda la conservas siempre.
Puedes ir a la moda, pero dentro de lo clásico. Un traje de toda la vida, como este del que estamos hablando, está bien cortado, bien sentado, debe quedar perfecto en tu cuerpo. Hay algunos trajes de influencers que no parecen de novia o que no parecen hechos para ellas», nos comenta.

Federica de Grecia, madre de la reina Sofía, con el diseñador del vestido, Jean Dessès. /

GTRES

«Si miras los cuatro trajes de Aranjuez, el de la reina Letizia, el de la reina emérita, doña Sofía, el de la infanta Elena y el de la infanta Cristina verás que son atemporales, que puedes ponerlos toda una vida», mantiene el modisto, quien nos habla con modestia de ese momento histórico que protagonizó al vestir a la duquesa de Lugo para
la primera boda real que se celebró en España tras la restauración de la monarquía. «Creo que fue un poco conejillo de Indias, no había experiencia ninguna. Íbamos todos como novatos, incluso la propia Casa Real, pero se hizo todo con mucho cariño, con mucho amor y respeto. Es un traje del que me siento totalmente orgulloso», mantiene.

Crucial para el éxito del
vestido de novia de la entonces princesa Sofía de Grecia fue su estilo personal, tan atemporal: «Verás que la reina Sofía no lleva estrictamente el mismo peinado, pero la imagen de ella hasta el día de hoy es muy parecida siempre. Se ha movido en unos cánones muy precisos. A eso se le llama elegancia. Por eso quiero reivindicar también desde aquí a figuras como Caprile, como Navascués, como Teresa Palazuelo, que, por desgracia ya no está, porque es lo que nos une a los grandes de fuera de nuestro país».

Una buena definición de un lujo silencioso, según Juan Avellaneda

Un parecer muy similar es el del
diseñador Juan Avellaneda, quien subraya las cualidades de este vestido icónico: «Es un traje súper royal. Todos los materiales que se emplearon eran increíbles, de altísima calidad, buscaron lo mejor por toda Europa. Es bastante locura. La silueta le queda fabulosa. Se nota que quiere potenciar la cintura y el busto. Es súper recatado, sobrio, fruto del momento. Es lujo al quinientos por ciento, pero visualmente es muy plano, más allá de los encajes. Es claramente un lujo silencioso. Todo lo contrario a la ostentación».

«El vestido está realizado en un momento en el que
no se apreciaba como ahora la artesanía española. Me da un poco de pena en este sentido que, por ejemplo, no hubiera recurrido a unos encajes o unos zapatos elaborados aquí. Más allá de esta circunstancia, es un vestido único, atemporal, que aguanta el paso del tiempo. Se lo podría poner cualquier persona y quedaría increíble», concluye Avellaneda.

El vestido de novia de la reina Sofía, en la exposición del Palacio Real de Aranjuez. (Gtres)

Jorge Redondo, al frente de
la firma Redondo Brand, incide en la vigencia del traje de la reina Sofía: «Es muy actual por muchos aspectos. Quizás, la estructura de la manga, el escote y la forma del pecho no son nada actuales a día de hoy. En cambio, otros elementos sí lo son. El encaje que utiliza, además de estar perfectamente conservado, ese de un material que se usa muchísimo ahora».

Y añade: «Por no hablar del lamé plateado. El lurex es, sin duda, uno de los tejidos con reminiscencias de los 80 que vuelve a estar muy de moda, más para vestidos de fiesta que de boda. Por eso considero que era un vestido bastante moderno. Este tipo de tejidos con hilaturas metalizadas son muy propios de esa época, en la que se utilizaban esos brocados de seda tan interesantes. Teniendo en cuenta que ela
pertenecía ya a una casa real es lógico que recurriera a tejidos tan ricos en ese sentido porque es algo característico de las mismas. Como te decía, por los tres elementos de patrón que antes mencionaba no lo veríamos ahora, pero por la composición de los tejidos es muy actual».