El verdadero trauma de la reina Sofía: su amor infinito e incomprendido por los osos panda

Author: mujerhoy

Cada vez que algún ejemplar de oso panda aterriza en España, siempre por cortesía del gobierno chino,
ahí está la reina Sofía para recibirles. Hace solo unas semanas, la emérita volvió a acudir al Zoo de Madrid para darle la bienvenida a Jin-Xi y Zhu-Yu, las nuevas estrellas del recinto. A diferencia de otros tiempos, en esta ocasión no hubo contacto directo y
la madre del rey Felipe se limitó a sostener en sus brazos un peluche, mucho menos pesado. La escena se repite desde los años 70, pero no ha perdido ni pizca de ternura.

Contemplar a la
reina Sofía en modo oso panda es viajar a la España de la Transición, cuando los monarcas españoles surcaban el mundo tratando de restablecer relaciones diplomáticas. Uno de sus destinos fue China, donde acudieron en 1978 para entrevistarse con el primer ministro Hua Kuo-feng y admirar el potencial de la industria comunista. En agradecimiento, a su vuelta recibieron como
regalo del gobierno de Pekín dos pandas gigantes, Shao-Shao y Chang-Chang, considerados uno de los tesoros nacionales.

China comenzó a activar la llamada ‘
diplomacia del oso panda‘ en 1941, como símbolo de amistad y buenas relaciones con socios comerciales. En 1984, el gobierno de Deng Xiaoping decidió que ya no regalaba pandas gigantes, sino que los prestaba. De ahí que las parejas llegadas a España y sus crías regresan al cumplirse los plazos de su cesión. La presencia o no de pandas en un zoo como el de Madrid es, entonces, síntoma de las buenas relaciones diplomáticas entre China y España.

Chun-Li, el primer oso panda español

Según el último censo del Ministerio de Exteriores de China, la población del panda gigante en la naturaleza ha pasado de 1.100 ejemplares en la década de los 80 a los 1.900 contabilizados en 2023, a los que habría que sumar otros 728 ejemplares de zoológicos y centros de cría de todo el mundo. En España, solo una institución de conservación animal ha llevado adelante un programa de cría de panda gigante, en colaboración con China:
el Zoo de Madrid, donde en 1978 se instalaron con todos los honores Shao-Shao y Chang-Chang, fueron los padres del popular Chu-Lin.

Chu-Lin fue el
primer oso nacido en cautividad en Europa, gestado además por inseminación artificial. El Libro Guinness de los Récords lo incluyó en su nómina como «
el animal más valioso nacido en un parque zoológico». Nació en 1982 y no llegó a cumplir los 14 años, aunque la media de vida de los osos panda suele rondar la veintena. Fue tan popular, que Enrique y Ana, estrellas del pop infantil y juvenil de la época, le dedicaron una canción. Sólo pudo rivalizar con su fama Copito de Nieve, el famoso gorila blanco del zoo de Barcelona.

Se estimó un precio para el tierno y enorme panda: 200 millones de pesetas (1,2 millones de euros). Chu-Lin fue tan querido, que para tratar su diabetes llegó a visitar
la Clínica Ruber, donde accedía realeza y aristocracia de la época. Se determinó otra razón para su prematuro fallecimiento: la soledad. Shao-Shao había muerto en 1983 y Chang-Chang, en 1995. Cinco meses después, Chu-Lin enfermó de una prostatitis y dejó este mundo. Se erigió
un monumento en su honor frente a la pradera de los pandas del zoo, sufragado en parte con aportaciones populares.

La reina Sofía con un oso panda /

gtres

Los animales de la reina Sofía y sus conflictos amorosos

Imposible no enternecerse con la ternura de los osos pandas, seres vivos híper sensibles que necesitan atención, contacto y juego constante.
Así le ocurría a la reina Sofía, amantes de los animales y vegetariana desde casi siempre. Resulta de lo más sintomático observar la evolución de la actitud de la emérita al respecto de las actividades en las que está involucrada la crueldad animal. De hecho, podemos leer en su presencia o ausencia la buena o mala salud de su relación marital.

A lo largo de los años 70, cuando los recién casados Juan Carlos y Sofía aún debían ganarse día a día la confianza del dictador Francisco Franco y el afecto de los españoles, la pareja
acudía a cacerías y plazas de toros con total normalidad. La entonces princesa griega y futura reina ya amaba los animales, pero su compromiso con la ambición del heredero Borbón en su llegada al trono debió convencerla para hacer de tripas corazón. Algo muy parecido a lo que le ocurrió a Letizia.

La situación ya había dado un vuelco en 1992, cuando los reyes conceden la famosa entrevista a la periodista británica Selina Scott. En un momento del metraje, Todd pregunta por los toros y el rey Juan Carlos salta inmediatamente: «
No preguntes porque discutiremos». Sofía lo niega: «No, no». Pero él insiste: «Yo defiendo la fiesta nacional. A ella no le gusta. Yo lo acepto y ya está». La reina deja clara su posición: «Adoro a lo animales». Y contraataca: «¿Qué me dice sobre la caza del zorro. También es muy cruel».

Podríamos decir que conforme
se fue enfriando la relación de pareja entre Sofía y Juan Carlos, también
se rebajó la necesidad de la reina de sacrificar su sensibilidad asistiendo a las corridas, aunque alguna que otra vez fue vista en algún coso. No deja de ser paradójico que la monarca española sobresaliera por su amor a los osos panda y su contraparte, el emérito, fuera famoso por viajar a los lugares más recónditos del planeta para cazar, precisamente, plantígrados.

Imaginemos el horror de la reina Sofía al conocer las actividades cinegéticas del rey. En África,
le ponían a tiro elefantes, el animal más magnífico del continente. El periodista de investigación Manuel Cerdán publicó que, en
su famoso viaje Botswana de 2012, fueron sus escoltas los que tuvieron que rematar con 30 proyectiles al ejemplar en peligro de extinción que quiso abatir. No era la primera vez que mataba un elefante: ya se había cobrado otro en 2006.

En 2004 supimos por primera vez de los viajes del rey Juan Carlos a los bosques de Rumanía, para
cazar otras especies protegidas, esta vez osos y lobos. En 2006 viajó a una finca a 600 kilómetros de Moscú para matar a un oso, al que previamente había aturdido con miel y alcohol. Viajaron en el mismo avión de la Fuerza Aérea española Corinna Larsen y Nicolás Franco Pasqual de Pobil, sobrino de Franco. En ese mismo viaje, se produjo su sexto encuentro con Vladimir Putin en su residencia de verano en Sochi, a orillas del mar Negro.