Categorie
Gossip

12 años sin Carmina Ordoñez

El 23 de julio de 2004 marca un punto de inflexión en la prensa social. Desde entonces, nada ha vuelto a ser igual. Aquel día nos dejó Carmen Ordóñez, ‘la Divina’, y apenas quedan un puñado de nombres que mantienen el glamur de una época que en nuestro país ya solo podemos disfrutar consultando la hemeroteca. Si un día hubo un pulso por ser la reina de corazones entre Carmen Ordóñez e Isabel Presyler, el destino quiso que la segunda pueda hoy reinar sin oponente.

Queremos recordar a uno de los personajes más fascinantes que ha dado en nuestro país este género de periodismo que tanto amamos. Desde estas páginas reflexionamos sobre el mito de Carmen y cómo hemos cambiado. Comenzamos hablando con su primogénito, Francisco Rivera. El diestro vio cómo su madre lloraba en la catedral de Sevilla al desposarse con Eugenia Martínez de Irujo. Carmen también vio nacer a su primera nieta, Cayetana, e incluso la separación de la pareja.

En estos 12 años, la vida de Francisco ha experimentado muchos cambios. Su evolución como empresario lo llevó a abrir una boutique, crear una empresa de reciclaje de metales pesados, convertirse en empresario gastronómico, invertir en vinos y dejar los toros para regresar al ruedo dos años y medio después.

Tras varios intentos por volver a encontrar el amor, Francisco lo halló de nuevo en la diseñadora Lourdes Montes, madre de su segunda hija, que recibió el mismo nombre que la Divina. La propia Lourdes nos habló de ello: «Tiene un significado familiar evidente, aunque a mí me gustaba antes de casarme con Francisco. Era uno de los nombres que estaban desde el comienzo en mi lista. La verdad es que me hubiese encantado conocer a Carmen».

Preguntamos a Francisco cómo recuerda a su madre: «Era pura vida. Sabía disfrutar de cada segundo estuviera donde estuviera. Su mejor herencia son sus amigos y el cómo vivir la vida, cómo exprimirla y cómo hacer para quedarse siempre solo con lo bueno».

La leyenda

Álvaro García Pelayo es uno de esos amigos a los que se refiere el diestro. Dirigía la agencia de noticias Korpa en los tiempos en que compartía vivencias con Carmen, y ahora hace lo propio en Gtres. Los años transcurridos desde aquel 23 de julio le han acercado mucho a los hermanos Rivera Ordóñez, ejerciendo a menudo incluso como agente de ambos.

Son tan íntimos como lo fue antes de su madre: «Carmen, alguien con quien he vivido tantas cosas y a quien me unían tantas otras… me cuesta definir nuestra amistad. El hueco que me ha dejado es inmenso. La echo de menos a diario y la veo en todos los lugares a los que íbamos juntos». Su posición de privilegio le permite hacer un diagnóstico preciso de cómo ha cambiado no solo el star system patrio, sino la propia prensa del corazón: «La prensa se ha quedado huérfana, en mi opinión no hay un personaje equiparable».

Viajamos a la adorada Sevilla de Carmen Ordóñez para hablar con Pepuchi Guillén, una institución en la capital hispalense. Conoció a la hija de Antonio Ordóñez desde su nacimiento y, con una memoria encomiable para sus bien llevados 79 años, nos resume una vida: «Me acuerdo todos los días de ella. Con la cara lavada tenía un rostro como el de la Virgen, era tan linda… Y buena gente, aunque tenía su carácter. Me decía: “Mamuchi, ven conmigo a Tánger”, pero a mí me daba miedo cruzar el mar. Era muy generosa, ayudó a mucha gente con dinero de su bolsillo. ¡En el barrio de Triana lo saben bien! Cuando mi madre cayó enferma vino a verla todos los días. Estaba muy enamorada de Paquirri, pero él estaba concentrado en los toros y ella quería disfrutar más de la vida. Él se murió mentando a Carmen por el camino».

Los amigos de Sevilla

En Sevilla trabó mucha amistad con el relaciones públicas Carlos Telmo, que continúa en lo mismo, aunque «antes estaba en la cresta de la ola, tenía más dinero y era más guapo. Pero en fin, sigo viviendo como si fuese rico», afirma bromeando.

«La conocí muy jovencita. Recuerdo un día que nos fuimos a una puesta de largo en Ronda. Tendría ella 15 o 16 años, y estaba preciosa con su traje de flamenca. Cuando empezó a bailar, tenía luz en los ojos y aunque no lo hacía demasiado bien, comenzaron los gitanos a romperse la camisa. Tengo multitud de anécdotas relacionadas con ella y me gusta recordarla por las cosas divertidas. Por ejemplo, el día que murió Carmen me robaron la moto, aunque apareció al día siguiente. Y en el quinto aniversario de su muerte, me la volvieron a robar, la misma, y ya nunca apareció. Su hermana, Belén, me dijo: “Eso es que Carmen te quiere decir algo” ¡Pues que me mande un telegrama! (risas). La echo mucho de menos. Su hijo Francisco nos ha enseñado a quererla más. Con los años ves las cosas más suaves, te acuerdas más de lo bonito y la entiendes mejor. Cayetano también. Es a los dos que más he tratado. Con Julián tuve menos contacto. Francisco ha hablado de modo sereno de las cosas malas dando una lección a todos».

Noches de desenfreno

Por su parte, el cronista social Carlos Ferrando estuvo al lado de Carmen tanto en su última época, como mientras compartió vida con Julián Contreras y, después, el tormento junto a Ernesto Neyra, incluidas las madrugadas de desenfreno con una pandilla ya disuelta. «A sus hijos no les gustaba nada el tipo de relación que yo tenía con Carmen, con quien salía de fiesta todas las noches de mi vida. Y es lógico, lo entiendo. Con Francisco he coincidido alguna vez pero no hablamos. Él sabía que aquella era una vida desequilibrada y con la perspectiva que da el tiempo, es obvio que no era una vida sana», comenta Ferrando.

«También traté a Julián, que no tuvo más remedio que darla por imposible, porque ella estaba en una espiral destructiva. Debe de tener en la cabeza muy malos recuerdos… Si lo veo en la calle hoy no sabría qué decirle. ¿Cómo íbamos a imaginar que iba a morir así, con lo que ella disfrutaba de la vida? No soportaba la idea de que un día dejaría de ser tan guapa, de llevar la vida que había elegido. Sí, alguna noche dijimos que no llegaríamos a los 50, pero claro, en el estado en que lo decíamos… Desde que ella murió no he vuelto a Sevilla como desde que murió mi madre no he vuelto a Barcelona», concluye.

La prensa sin Carmen

Ferrando, que ha vivido de todo, se pasma ante la evolución de algunas sagas familiares de la actualidad: «Si antes podía resultar escandalosa alguien como Carmen, con lo buena persona que era y los valores que tenía, estos días está la señora Olvido Hormigos explicando cómo se acuesta con señores casados. O lo que está pasando con la familia Pantoja, esa hija con esa crueldad, algo impensable hace unos años. Antes contábamos cosas y nos callábamos las que hacían daño».

¿Tendría hueco Carmen Ordóñez en el panorama social que impera hoy? Seguramente, pues su aura ayudó a vender revistas durante toda su vida. Sin embargo, su ausencia hace inevitable buscar paralelismos. Esta es la radiografía de García Pelayo: «Carmen colaboraba en televisión (en ‘A tu lad, de Telecinco) y yo ahora no la vería haciendo lo mismo. El perfil más parecido de aquella época sería Mila Ximénez, y mira qué cosas hace ahora. Carmen no hubiese llegado nunca a eso. Todo lo hacía de buen rollo, sin hacer daño a nadie, aunque tuviese genio. Pero meterse con uno y con otro… No le hubiese salido. De hecho, la última etapa en A tu lado lo pasó mal, porque se tocaban temas personales». Cierto. ¿Alguien recuerda un enfado de Carmen en el que elevara la voz? Eran otros tiempos. Y se fueron con ella.

Autore: RSS de noticias de

Lascia un commento

Il tuo indirizzo email non sarà pubblicato. I campi obbligatori sono contrassegnati *

Questo sito usa Akismet per ridurre lo spam. Scopri come i tuoi dati vengono elaborati.