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Costa Rica, naturaleza y… pura vida

La primera vez que estuve en Costa Rica fue en 2003, cuando mi padre me regaló el viaje por haberme licenciado en Ciencias del Medio Ambiente. ¡Cómo ha pasado el tiempo y cuánto ha cambiado mi vida desde entonces! Pero lo que sigue inmutable es el paraíso natural que es este país, un destino magnífico para los verdaderos amantes de la naturaleza, como lo soy yo.

Viajar de mayo a octubre supone hacerlo en época de lluvias, pero lo cierto es que solo suele llover por la tarde, mientras que por la mañana hay habitualmente un sol espléndido, así que… ¡a disfrutar! Igual que lo hace la top Gisele Bündchen, cuyo escondite más preciado está aquí, en concreto en la zona de Malpaís.

En San José, disfruta de la cultura y la moda artesana y sostenible de este país.

El turismo, que es la principal fuente de ingresos de Costa Rica, es compatible aquí con un exquisito respeto por la naturaleza: los 28 parques nacionales declarados, que albergan flora y fauna tropicales muy peculiares, son la mejor señal de ello, así como los alojamientos y los establecimientos de hostelería, que siempre siguen criterios de sostenibilidad.

San José, la capital, fue mi primera parada en este viaje. Allí me alojé en El Grano de Oro (así llamaban al café, porque era la principal fuente de ingresos para los costarricenses), un hotel boutique de aire colonial y con trasfondo social: sus dueños son canadienses, los Cooke, y abrieron a la vez que el hotel un albergue para madres solteras, Casa Luz, con la idea de ayudar a la asociación Reacción en cadena por nuestra niñez. Descansar en El Grano de Oro es una delicia, sobre todo si completas tu estancia con una visita a su restaurante, capitaneado por el chef francés Francis Canal.

La ciudad de San José es ideal para disfrutar de la cultura del país. No te pierdas el Museo Jade Costa Rica, el de Arte Contemporáneo y el Museo de Oro, además del Teatro Nacional, entre otros lugares emblemáticos.

1. spa de la Hacienda Alta Gracia.2.
1. spa de la Hacienda Alta Gracia.2. “Tuanis” es la expresión costaricense para cool. 3. iglesia de Santiago Apóstol, en Sarchí 4, Parque Nacional Manuel Antonio. 5. playa Dominical, en Manuel Antonio.

Fashionismo tropical

La capital es también el centro de la moda que se crea en Costa Rica, y que está marcada por el color y la artesanía. María Eugenia Brenes, que crea accesorios artesanales, fue una de las fundadoras de la Asociación de Diseñadores de Costa Rica, que muestran sus propuestas en su propia Fashion Week. De María Eugenia me fascinaron sus accesorios, siempre con un toque autóctono, que han llegado a exhibirse en el Museo del Louvre parisino.

Entre los creadores más importantes del país, destacan Kimberly Yurika de Yurika Studio o Ana Gutiérrez, que realizan joyas. Y Estefani de la O, la creadora de Nomadic Collector, cuya colección de bolsos me enamoró. Esta firma nació con la idea de concienciar a los compradores de la contaminación del planeta, y lo hace con bolsos realizados con cuero y maderas reforestadas, y en cuya confección se reducen al mínimo los residuos. Sus piezas son un producto de lujo, pero sostenible, y se personalizan usando el hashtag #Journeyofthebag y un número de serie precedido por el nombre del país desde el que se compra.

1. Colibrí en una reserva en Alajuela.  2. playa Dominical.. 3. avistamiento de aves 4. joyas de María Eugenia Brenes, que imitan la coloración de la fruta pejibaye.
1. Colibrí en una reserva en Alajuela.  2. playa Dominical.. 3. avistamiento de aves 4. joyas de María Eugenia Brenes, que imitan la coloración de la fruta pejibaye.

El apartado gastronómico merece también una especial atención: su comida es rica en especias, muy sabrosa y con vibrantes colores que invitan a disfrutar. Sus platos típicos son el gallopinto, que toman para desayunar (con arroz, frijoles y huevo), y el casado, que suele tomarse para el almuerzo (arroz con frijoles, ensalada, plátano frito y carne).

Algunos de los mejores restaurantes de San José se encuentran en el barrio de Escalante (no os vayáis sin disfrutar de Kalú, Café Mundo o Café Bulali) y en el barrio de Escazú, donde también podréis disfrutar de tiendas muy trendy. Si os gustan los mercados, no os perdáis dos con productos típicos: el Central y el Borbón. ¡Ah! Y no podéis dejar de visitar el Café Trébol, una tienda de café y frutos secos con casi un siglo de historia.

Para rematar la etapa de San José, hay otra cita imprescindible: la excursión al volcán Poás, situado a pocos kilómetros al norte de la capital, en Alajuela. De camino, haced una parada en Fredo Fresas, un restaurante riquísimo, y en la Galería de Colibríes, un espacio donde podréis disfrutar de los bailes de estos pájaros tan bellos. A una hora de allí, en Sarchí, tenéis la mejor artesanía, sobre todo muebles y preciosas carretas pintadas de colores. Es imprescindible visitar la fábrica Eloy Alfaro, que es patrimonio nacional y funciona con energía hidráulica… ¡como cuando se creó, hace 95 años!

1. con escolares frente al Teatro Nacional en San José. 2. paseo a caballo 3. habitación en la Hacienda Alta Gracia.
1. con escolares frente al Teatro Nacional en San José. 2. paseo a caballo 3. habitación en la Hacienda Alta Gracia.

Inmersión natural

La naturaleza fue la protagonista de las siguientes etapas de mi viaje, que comenzó por San Gerardo de Dota. En coche desde San José, el trayecto hacia el sur del país dura unas tres horas y atraviesa el famoso Cerro de la Muerte (se llama así por el mal clima de la montaña, que hacía que muchos caminantes perdiesen la vida cuando lo subían), una zona que sobrevuela el legendario pájaro quetzal. Precisamente este ave da nombre al Paraíso Quetzal Lodge, un hotelito en el que paramos a comer y que es ideal para quienes deseen descubrir a fondo la magnífica naturaleza costarricense.

En San Gerardo de Dota puedes descubrir su naturaleza… y al quetzal.

Siguiendo con los hoteles, en San Gerardo de Dota merecen especial atención el Trogon Lodge (con unos jardines espectaculares, diseñados por Mauricio Dada, y unas famosas tirolinas, para quienes deseen vivir aventuras más fuertes); el Savegre (el mejor considerado de la zona); y el Dántica, que fue donde nosotros nos alojamos y que ofrece habitaciones en medio de la selva.

Si te alojas en él, no te pierdas el tour que organizan para poder ver al quetzal. Es necesario madrugar, porque este pájaro apenas se deja ver a primera hora de la mañana. Una curiosidad: el quetzal se alimenta de aguacatillos, que solo germinan si están procesados por el pájaro. ¡Una lección del ciclo de la vida!

La naturaleza también fue clave en la tercera etapa de mi travesía, Pérez Zeledón, donde disfruté del mejor alojamiento del viaje y al que ya considero uno de mis hoteles favoritos en el mundo: la Hacienda Alta Gracia. Sus 50 habitaciones están decoradas con un mimo exquisito por su dueño, Alberto Esquivel. Además, pueden realizarse todo tipo de actividades de campo (¡hasta vi nacer un potrillo en sus espectaculares establos!) y disfrutar de una piscina con spa espectacular. Víctor Tafoya es el chef que se encarga de su delicioso restaurante.

Playa Dominical y bajo la
Playa Dominical y bajo la “sombrilla de pobre”, en el volcán Poa.

Manuel Antonio, en la costa del Pacífico, es quizá la región más conocida de Costa Rica (allí se encuentra el Parque Nacional del mismo nombre), pero también la más turística y menos tranquila. Es ideal para disfrutar también de una flora y una fauna peculiar, pero no lo recomiendo para descansar.

Me alojé en el hotel Shana (aunque para los más exigentes recomendaría el Hotel Parador) y, de camino, tuve la ocasión de disfrutar de una de las comidas más deliciosas: el exquisito pescado y marisco de La Langosta Feliz, un restaurante que está en la carretera que va desde Playa Dominical a Manuel Antonio.

Manuel Antonio, en la costa del Pacífico, tiene la mejor playa de Costa Rica.

En el parque nacional encontraréis la que quizá es la mejor playa de Costa Rica, así que tendréis que daros un buen baño en el Pacífico, aunque… cuidado, corréis el riesgo de ser atacadas… ¡por mapaches!

Aunque en este viaje no tuve tiempo para más, no podía dejar de mencionaros el maravilloso recuerdo que tengo de otras zonas del país que recorrí durante mi primera visita: el parque nacional de Tortuguero, Monteverde, el volcán Arenal y la provincia de Limón, en la costa del Caribe, que es, sin duda, una de mis favoritas.

1. Descanso sobre el río en San Gerardo de Dota 2. bolsos de la firma Nomadic. 3. Paseo entre cafetales.
1. Descanso sobre el río en San Gerardo de Dota 2. bolsos de la firma Nomadic. 3. Paseo entre cafetales.

Agenda de viaje:

  • Cómo llegar: Desde Madrid, hay vuelos directos a San José en Iberia.
  • Dónde alojarte: En San José, me encantó el Hotel Boutique Grano de Oro, que tiene un restaurante muy recomendable. Hacienda Alta Gracia, en la zona de Pérez Zeledón, fue mi gran descubrimiento. Sin duda, un hotel que merece la pena conocer y que, desde ya, está incluido en mi lista de favoritos del mundo.
  • Una marca con estilo (y con sello de Costa Rica): The Nomadic Collector. Sus bolsos son para toda la vida, realizados con cuero y maderas reforestadas. Un accesorio de lujo muy especial, además de sostenible y personalizado.
1. piscina en la Hacienda Alta Gracia. 2. junto a la diseñadora María Eugenia Brenes. 3. pájaro quetzal.
1. piscina en la Hacienda Alta Gracia. 2. junto a la diseñadora María Eugenia Brenes. 3. pájaro quetzal.

Agradecimientos a: Turismo de Costa Rica y The Blue Room Project.

Instagram: @marialeonstyle y Web: MariaLeonStyle

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