El título de la colección primavera-verano 2017 que ha presentado Juana Martín en MBFWM era toda una declaración de intenciones: Ecléctica. Y lo que prometía con esta palabra se ha plasmado en la pasarela con una propuesta que ahonda en las raíces de la diseñadora y se atreve a mezclar tendencias. Era un riesgo, pero el mundo es de los valientes.
Sobre las tablas, una miscelánea de estilos, patrones y acabados que, sin embargo, se han abrazo en un resultado tan personal como acertado. Con una propuesta racial y llena de pasión como siempre, la cordobesa ha hecho de la buganvilla el hilo argumental de su colección, tanto por su color intenso, como por su silueta, que se traduce en vestidos con volantes, siempre sus volantes, a modo de pétalos, llenos de arte, hiperfemeninos, que se funden con el cuerpo de la mujer a través de volúmenes que crean un patronaje solido, pero de líneas limpias, casi geométricas.
Por supuesto, el blanco y el negro y el estampado floral no podían faltar en la propuesta estival de Juana Martín, aunque esta vez se mezclan con el azul característico de los pueblos pesqueros del sur, para reinventarse y no solo decorar gasas, popelines y sensuales lamés, sino también tejidos como el lúrex, la rafia e incluso el ‘patchwork’.
Juana Martín ha abierto y cerrado el desfile con un espectáculo musical en directo que, al principio, ha hecho que se nos saltaran de emoción las ‘Lágrimas negras’ de Bebo Valdés y Diego El Cigala, y ha terminado dejándonos claro que a la diseñadora le gusta hacer las cosas ‘a su manera’.
Autore: RSS de noticias de