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El Sánchez Pizjuán no aprende: Sergio Ramos no se toca

El capitán del Real Madrid entierra los sueños del sevillismo con un gol a lo Panenka después de ser silbado durante 80 minutos

OPINIÓN

El Real Madrid ya está en cuartos de final de la Copa del Rey. Y lo está a costa del Sevilla. El partido de ida había encarrilado el pase (3-0), pero el equipo hispalense vendió su piel muy muy cara. Incluso con rotaciones, el partido no se resolvió hasta el minuto 83, cuando Casemiro forzó un penalti claro y Sergio Ramos lo ejecutó a lo Panenka (3-2). Ya en el descuento, Karim Benzema salvaría el récord de partidos invicto con un golazo mientras la grada del Sánchez Pizjuán todavía lamentaba el adiós en Copa entre insultos y abucheos a Sergio Ramos. Un divorcio realmente dramático.

¿De dónde viene la polémica entre el Sevilla y Sergio Ramos?

Pues es difícil entender cómo a Sergio Ramos todavía hay parte de la afición sevillista que le pita en el que fuera su estadio. Campeón de Europa y del mundo con España, nunca ha ocultado su sevillismo junto a su madridismo –poniéndolos al mismo nivel, incluso-, y aun así, más de once años después, todavía hay gente en el Sánchez Pizjuán que no le ha perdonado su pase al Real Madrid. Por las formas en que se fue, dicen las leyendas de Nervión… Incomprensible.

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Más allá de que está demostrado que la mejor manera de atacar a Sergio Ramos no es criticándole. No sé cuál es, pero desde luego que criticándole, silbándole, insultándole o increpándole, no. Porque el de Camas es como el Ave Fénix, que renace de sus cenizas. Un futbolista que se crece en la adversidad, que nunca se rinde, que se alimenta de las críticas. Cristiano dijo una vez (y así figura en las paredes de su hotel en Lisboa): “Tu amor me hace fuerte, tu odio me hace imparable”. Y Sergio Ramos está moldeado bajo esa misma premisa.

Lo saben los aficionados del Atlético, por los goles en las finales de la Décima y de la Undécima. Lo saben aquellos que se rieron de su penalti ante el Bayern de Múnich y luego celebraron (o lloraron) su penalti a lo Panenka con la selección española. Lo saben los aficionados del Barcelona, por su último y postrero gol en el Camp Nou, entre otros. Lo saben incluso en el Real Madrid, pues el de Camas ha sido criticado durante varias fases de su estancia en el Santiago Bernabéu. Y lo sabían ya en Sevilla también, pues les había marcado ya seis goles, y los últimos fueron en Supercopa y en el Pizjuán la temporada pasada sin ir más lejos. Pero aun así, siguieron cebando a la bestia este jueves desde el inicio mismo del partido, con pitos y abucheos continuos… para que ésta les respondiera a lo Panenka, enterrando sus ilusiones en la Copa del Rey. No aprenden.

Los pitos previos, incomprensibles. El penalti a lo Panenka, una genialidad. La desafiante celebración, seguramente innecesaria. El perdón al resto del estadio le honra. Los insultos generales posteriores, totalmente censurables. La lección de cómo no alimentar a la bestia, ¿aprendida?

Autore: Goal.com News – Español – España

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