Lila Downs tiene el corazón partido. Sus dos países de origen (es hija de padre estadounidense y madre indígena mexicana) la traen por la calle de la amargura. Quiere cantar largo y tendido sobre los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa, como hizo en Balas y chocolate, pero las amenazas que ha recibido han hecho que tema por su vida; quiere dedicar canciones fraternales a sus hermanos del norte, pero Trump se le atraganta. Y cuando piensa en las relaciones entre ambos países, la desilusión le embarga.
El resultado de estos amores amargos es su nuevo disco, Salón, lágrimas y deseo (Sony), un grito de tristeza con atisbos de esperanza, que ya estña a la venta y que los fans españoles podrán disfrutar en directo en sus conciertos del 21 de noviembre en Barcelona y del 23 en Madrid.
En este álbum, además, Downs canta a la fuerza femenina (es embajadora de Amnistía Internacional contra los feminicidios en México) en temas como Peligrosa; reincorpora el bolero; cuenta con colabroaciones de lujo como Andrés Calamaro, Mon Laferte, Diego el Cigala o Carla Morrison; y hace un guiño a sus fans históricos con nuevas y poderosas versiones de ‘La mentira’ y ‘Piensa en mí’.
El género no es lo que era
Especialmente, en el CCCB deBarcelona, que dedica su cine de verano a lo más guerrero del género femenino en el ciclo ‘Rebeldes y peligrosas’. Del 8 al 27 de agosto, todos los martes, miércoles y jueves, el Pati de les Dones se llenará de mujeres dispuestas a saltarse los estereotipos de género: Johnny Guitar, Girlhood, Instinto básico, Nacidad para sufrir…
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