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La confusa y elitista vuelta al cole de los gemelos de Charléne de Mónaco: todos los colegios por los que ya han pasado a los 8 años

Author: mujerhoy

Silvia Vivas

La cara de pocos amigos que lucieron los mellizos monegascos, Jacques y Gabriella, en su última aparición pública junto a sus padres, la princesa Charlène y el príncipe Alberto, y su tía, Carlota Casiraghi, tenía una buena explicación: el picnic de este fin de semana anunciaba como cada año que para ellos se acabaron las vacaciones escolares.

Atrás quedaron los tiempos en los que los herederos de Mónaco se educaban en casa palacio vía nanny, ahora hay que escolarizar a todos esos pretendientes al trono de La Roca como corresponde. Y parece que la princesa Charlène y el príncipe Alberto ponen buen cuidado en que esa formación sea de calidad: la sucesión de colegios a los que ya han asistido y de métodos formativos que ya han probado dan para hacer un máster en pedagogía.

Aunque aún es pronto para saber si tantos desvelos están dando buenos resultados porque como el propio padre de las criaturas confesó a su revista de confidencias favoritas, «People», Jacques y Gabriella, a los ocho años, aún carecen de «concentración» y prefieren los deportes o ir al parque a jugar antes que atender en clase o hacer deberes. Todo apuntaba a que este año, para evitar tanta dispersión, los mellizos asistirían a clases separadas. Pero si algo queda claro al repasar el currículum escolar de estos niños es que hacen lo que quieren.

Récord de colegios públicos y privados

En 2018 era la propia Chartlène la encargada de explicar al mundo desde esa cuenta de Instagram que hoy ya no existe, que sus hijos habían llegado, uniformados y de la mano, al jardín de infancia, Le Petite École, un centro privado que costaba 25.000 euros por curso. Aún no habían cumplido los cuatro años y ya empezaron a acumular puntos de experiencia escolar en una escuela que respetaba los principios educativos Montessori.

Tanto si les sentó bien la
educación Montessoricomo si los gemelos hicieron amigos, al año siguiente les tocó cambiar de centro. Esta vez sus padres escogieron la escuela Stella en el barrio monegasco de la Condamine, lo que les ponía en la órbita de las monarquías europeas más modernas al ser un centro público inaugurado recientemente. Pero la experiencia pública no debió de ser positiva, porque con el tiempo, más concretamente al año siguiente, llegó de nuevo el cambio.

Durante la pandemia y la ausencia de la princesa Charlène los movimientos educativos del príncipe Alberto fueron tan erráticos como elitistas. Cambió a los niños a un nuevo centro escolar, la Institution François d’Assise-Nicolás Barré (FANB), privada y católica. La duda de por qué no habían escogido este centro desde el principio, ya que cubría desde la guardería hasta la educación secundaria, quedó siempre en el aire.

Los privilegios de Jacques y Gabriella en el colegio

En octubre de ese mismo curso otra duda apareció por sorpresa: los mellizos dejaron de acudir a clase sin previo aviso. Por su cuenta y riesgo, y con el poderío que otorga el ser el regente del país, el príncipe Alberto montó una delegación del colegio en su propia casa.

«Por la pandemia hemos trasladado una pequeña aula de la FANB al Palacio, en la antigua guardería de mi infancia, convertida desde entonces en un polideportivo», explicó el príncipe cuando el cotilleo pedagógicollegó a los titulares de la prensa rosa.

Jacques y Gabriella de Mónaco durante el tradicional picnic del Principado. / gtres

La escuela en cuestión estaba montada con los mismos profesores que hubieran tenido los niños de haber permanecido físicamente en el centro escolar. Privilegios de príncipes. En el colmo del lujo sus cuatro mejores amigos acudían al colegio de palacio y los mellizos reales hacían gimnasia y natación en el centro escolar porque debe ser que el gimnasio del centro privado es tan enorme que es imposible contagiarse del coronavirus si se practica deporte en él.

No es el único privilegio que se ha dejado notar en su asistencia al colegio. Jacques y Gabriella pasan de llevar el uniforme reglamentario (o al menos eso hicieron el año pasado) y este año han comenzado las clases más tarde que el resto de sus compañeros: una semana más tarde, de hecho.

Según la edición francesa de la revista Gala los mellizos de Mónaco deberían haber acudido puntualmente a sus clases ayer a las nueve y media de la mañana… Pero de momento no hay información al respecto. ¿Habrán cambiado otra vez de colegio? ¿O se habrán negado a ir a la escuela ante la «amenaza» de que sean colocados en dos clases distintas? Como todo en Mónaco, hasta la agenda escolar de los principitos es un misterio.

Author: mujerhoy

Silvia Vivas

La cara de pocos amigos que lucieron los mellizos monegascos, Jacques y Gabriella, en su última aparición pública junto a sus padres, la princesa Charlène y el príncipe Alberto, y su tía, Carlota Casiraghi, tenía una buena explicación: el picnic de este fin de semana anunciaba como cada año que para ellos se acabaron las vacaciones escolares.

Atrás quedaron los tiempos en los que los herederos de Mónaco se educaban en casa palacio vía nanny, ahora hay que escolarizar a todos esos pretendientes al trono de La Roca como corresponde. Y parece que la princesa Charlène y el príncipe Alberto ponen buen cuidado en que esa formación sea de calidad: la sucesión de colegios a los que ya han asistido y de métodos formativos que ya han probado dan para hacer un máster en pedagogía.

Aunque aún es pronto para saber si tantos desvelos están dando buenos resultados porque como el propio padre de las criaturas confesó a su revista de confidencias favoritas, «People», Jacques y Gabriella, a los ocho años, aún carecen de «concentración» y prefieren los deportes o ir al parque a jugar antes que atender en clase o hacer deberes. Todo apuntaba a que este año, para evitar tanta dispersión, los mellizos asistirían a clases separadas. Pero si algo queda claro al repasar el currículum escolar de estos niños es que hacen lo que quieren.

Récord de colegios públicos y privados

En 2018 era la propia Chartlène la encargada de explicar al mundo desde esa cuenta de Instagram que hoy ya no existe, que sus hijos habían llegado, uniformados y de la mano, al jardín de infancia, Le Petite École, un centro privado que costaba 25.000 euros por curso. Aún no habían cumplido los cuatro años y ya empezaron a acumular puntos de experiencia escolar en una escuela que respetaba los principios educativos Montessori.

Tanto si les sentó bien la
educación Montessoricomo si los gemelos hicieron amigos, al año siguiente les tocó cambiar de centro. Esta vez sus padres escogieron la escuela Stella en el barrio monegasco de la Condamine, lo que les ponía en la órbita de las monarquías europeas más modernas al ser un centro público inaugurado recientemente. Pero la experiencia pública no debió de ser positiva, porque con el tiempo, más concretamente al año siguiente, llegó de nuevo el cambio.

Durante la pandemia y la ausencia de la princesa Charlène los movimientos educativos del príncipe Alberto fueron tan erráticos como elitistas. Cambió a los niños a un nuevo centro escolar, la Institution François d’Assise-Nicolás Barré (FANB), privada y católica. La duda de por qué no habían escogido este centro desde el principio, ya que cubría desde la guardería hasta la educación secundaria, quedó siempre en el aire.

Los privilegios de Jacques y Gabriella en el colegio

En octubre de ese mismo curso otra duda apareció por sorpresa: los mellizos dejaron de acudir a clase sin previo aviso. Por su cuenta y riesgo, y con el poderío que otorga el ser el regente del país, el príncipe Alberto montó una delegación del colegio en su propia casa.

«Por la pandemia hemos trasladado una pequeña aula de la FANB al Palacio, en la antigua guardería de mi infancia, convertida desde entonces en un polideportivo», explicó el príncipe cuando el cotilleo pedagógicollegó a los titulares de la prensa rosa.

Jacques y Gabriella de Mónaco durante el tradicional picnic del Principado. / gtres

La escuela en cuestión estaba montada con los mismos profesores que hubieran tenido los niños de haber permanecido físicamente en el centro escolar. Privilegios de príncipes. En el colmo del lujo sus cuatro mejores amigos acudían al colegio de palacio y los mellizos reales hacían gimnasia y natación en el centro escolar porque debe ser que el gimnasio del centro privado es tan enorme que es imposible contagiarse del coronavirus si se practica deporte en él.

No es el único privilegio que se ha dejado notar en su asistencia al colegio. Jacques y Gabriella pasan de llevar el uniforme reglamentario (o al menos eso hicieron el año pasado) y este año han comenzado las clases más tarde que el resto de sus compañeros: una semana más tarde, de hecho.

Según la edición francesa de la revista Gala los mellizos de Mónaco deberían haber acudido puntualmente a sus clases ayer a las nueve y media de la mañana… Pero de momento no hay información al respecto. ¿Habrán cambiado otra vez de colegio? ¿O se habrán negado a ir a la escuela ante la «amenaza» de que sean colocados en dos clases distintas? Como todo en Mónaco, hasta la agenda escolar de los principitos es un misterio.

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