Author: mujerhoy
No debe haber demasiadas madres españolas que no se preocupen por el futuro laboral de sus hijos veinteañeros, abocados a un mundo profesional en mutación y tremendamente competitivo. Sin embargo, pocos podrían imaginar que
la sexuagenaria infanta Elena se contara entre las progenitoras atribuladas en este sentido. En el imaginario popular, los contactos y el apellido de una hija de rey debieran bastar para asegurar una
carrera exitosa. ¿Por qué no ocurre así
con Froilán y Victoria Federica?
Las crónicas de los insiders de la familia real española no ocultan la paradójica situación. Parece que la
infanta Elena acude recurrentemente a su padre, el rey Juan Carlos, para ventilar
su preocupación por Froilán. Su hijo mayor, después de un
breve periodo de actividad laboral en Abu Dabi, se ha quedado en el paro. De hecho, fue el emérito quien le consiguió su primera experiencia profesional, como contratado en la petrolera Abu Dhabi National Oil Company (ADNOC), cuyo director ejecutivo, el sultán Ahmed Al Jaber, es amigo personal del rey.
No ha sido un despido, lo que
ha dejado a Felipe Juan Froilán en el paro, sino el fin del contrato obligado por el final de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28), para cuya organización el nieto del rey Juan Carlos había sido empleado. Parece que este se ha dado cuenta de que para
competir en el mercado laboral saudí, al que acuden ejecutivos junior de todo el mundo, ha de formarse. De hecho, parece que Froilán tiene intención de volver a sus estudios.
Aún así, la
infanta Elena no está tranquila con la perspectiva de tener a su hijo primogénito desocupado. Y, para resolverlo, ha vuelto a pedirle a su padre el rey que le encuentre un trabajo a su hijo. La duquesa de Lugo perdió el control sobre su hijo en su
juerguista etapa madrileña y teme que una vuelta precipitada vuelva a colocarle en los titulares. Pero no es solo Froilán quien preocupa a la infanta. También está Victoria Federica.
Victoria Federica no tiene chispa frente a las cámaras
Con Felipe Juan Froilán en Emiratos Árabes y bajo la poderosa protección del rey Juan Carlos, la infanta Elena ha tenido un invierno relativamente tranquilo. Si la falta de trabajo nubla las perspectivas de futuro de su hijo, a su hija le sucede justamente lo contrario. Las
múltiples ofertas que ha tenido para ampliar su carrera en la influencia de moda la han conducido a un lugar que no ha sido jamás destino de royals. Mucho menos de realeza española.
Aunque la infanta Elena está curada de sustos en lo que a la carrera de influencer de su hija Victoria Federica respecta, no se esperaba el giro de acontecimientos que la ha llevado a participar en uno de los
concursos más exigentes de la televisión: ‘El Desafío’. Es, también, uno de los que extiende cheques más generosos a sus famosos concursantes, a los que la productora asegura cuidado exquisito para que
su imagen no resulte dañada de ninguna manera. Todo son ventajas.
El rey emérito Juan Carlos ha presentado a Froilán a los hombres con poder de Emiratos Árabes. En la foto, el nieto del monarca saluda al rey Hamad bin Isa Al Khalifa. /
gtres
La participación de la sobrina de los reyes Felipe y Letizia se celebró como un gol de los que valen un Mundial, pero la grabación del programa ha deparado problemas nuevos para la productora,
propiedad de Pablo Motos, y su fantástica royal. Filtraciones desde el interior de plató señalan los problemas que
«la inexperiencia» de Victoria Federica está causando. Así lo cuenta Lecturas, donde se narra la dificultad de la hija de la infanta Elena para encajar.
Según confirman personas que están viviendo esta experiencia a su lado,
la timidez de Victoria Federica está haciendo que tenga problemas para hablar con soltura frente a las cámaras. Eso es algo que ya conocían los periodistas que la habían observado en los eventos y alfombras rojas, donde siempre se las arreglaba para desaparecer sin apenas decir una palabra. Por nervios, por falta de tablas o por timidez. Parece una paradoja que una
joven tímida pretenda dedicarse profesionalmente a la comunicación, pero esa es la encrucijada en la que ahora mismo se encuentra Vic.
No parece que Froilán o Victoria Federica hayan tomado caminos compatibles con sus talentos, probablemente porque la infanta Elena perdió cierto grado de control sobre sus vidas y no logró enfocarles para aprovecharlos. De ahí que se apoye en su padre, en el emérito Juan Ca-rlos, para orientarles y ayudarles. La suya es, sin duda,
una figura de cariño. Pero quizá no una de autoridad, como podría haber sido la del
rey Felipe VI, el tío de Froilán y Victoria Federica. Una pena que esa relación se haya hecho imposible.