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Felipe y Letizia, contra viento y marea: los ataques que ha recibido el matrimonio de los reyes en sus 20 años de casados

Author: mujerhoy

Elena de los Ríos

Dicen que
el flechazo fue instantáneo, pero
todo lo que vino después puso a prueba el amor de la real pareja. Felipe y Letizia rompieron muchos muros antes de plantarse en los jardines de Zarzuela para anunciar su compromiso. No solo los de la corte juancarlista, escandalizada por la extracción de clase media (y de divorciada) de la novia. El mismo rey Juan Carlos trató de impedir la boda, convencido de que
la actual reina no era la idónea. Desde aquel minuto cero, los ataques al matrimonio Borbón Ortiz han sido constantes. Carmen Duerto, autora de la biografía ‘Letizia, una mujer real’, los ha llamado «la máquina de picar carne».

Allá por 2004, la perspectiva de contemplar a Felipe VI en el trono era aún remota. Nadie imaginaba entonces los acontecimientos que precipitarían su proclamación en 2014. De hecho, aunque las críticas a Letizia fueron feroces, tampoco el príncipe de Asturias salió indemne del anuncio de su compromiso. «Felipe no se ha librado de la estampa frívola y del sambenito de ir acompañado por un séquito de amigos pijos», confirmaba Duerto. «No consigue desprenderse de esa
aureola de ‘bon vivant’ que se le asocia desde la adolescencia, incrementada por la tardanza en casarse».

Qué hacen los reyes en San Valentín: por qué es importante saber que Felipe y Letizia están enamorados

La novia fue, sin embargo, la víctima favorita de aquella «picadora de carne». Gran parte de la alta sociedad, junto a algunos elementos escogidos del panorama mediático, no admitían que l
a próxima reina fuera la nieta de un taxista, además divorciada. Cómo sería la tormenta de críticas, que el arzobispado de Madrid, ante «las reiteradas demandas de información» de sus devotos, tuvo que publicar un informe en el que concluía que no existía ningún impedimento para que el príncipe se casase con una divorciada civil.

A Letizia
le sigue pesando esta mochila de divorciada, sobre todo por la insistencia en subrayar una circunstancia que ya no tiene peso en sociedad. En 2018, José de Bouza Serrano, ex embajador de Portugal, repetía el argumento en el libro ‘Las familias reales de nuestros días’. «Le pesa tener un divorcio y un pasado a sus espaldas, algo que la aristocracia española no le perdona», escribe.


Vídeo.

Los 5 momentos más románticos de la historia de amor de Letizia y Felipe /

mujerhoy

Anoréxica, ambiciosa y soberbia

En 2005, la intensidad del debate nacional al respecto de la delgadez de Letizia se intensificó notablemente. Se publicaban reportajes titulados «La delgadez de Letizia, mes a mes». Pese a que Zarzuela siempre se ha negado a entrar en confirmaciones y desmentidos, el entonces jefe de prensa de la Casa Real, Juan González-Cebrián Tello, llegó a enviar una carta al director de un medio nacional
negando que la reina padeciera anorexia. Cada verano, su complexión delgada se utilizó como arma arrojadiza hasta que la monarca comenzó a entrenar. Desde entonces, sus músculos se subrayan para acusarla de vigorexia.

Otro argumento en contra de la reina Letizia abrevió en un clásico del argumentario machista que sale a relucir en parejas que proceden de distintas clases sociales:
la ambición. Corrieron ríos de tinta para sostener el estereotipo de una monarca ambiciosa. «He estado con doña Letizia en varias ocasiones», escribió Bouza Serrano, ex embajador de Portugal, en su libro. «Es como si tuviera dos caras. Por un lado, se aprecia en ella cierta inseguridad, pero por otro, es muy ambiciosa».

Enemiga de la familia Borbón (y alrededores)

Fueron varias las analistas que comentaron en su momento que Letizia no se integraba ni en la familia Borbón ni en el círculo de amigos de la familia real. Carmen Duerto volvió a recoger este asunto en su biografía: «A muchos de los amigos de Felipe, incluidos familiares, les cuesta aceptarla. Letizia
está más próxima a la intelectualidad que a la banalidad y choca con algunos. Se extiende la idea de que
no encaja en el grupo de amistades de Felipe», sostuvo la periodista. También Mabel Galaz, autora de otra biografía informada sobre la monarca abundó en este tema.

«Poco después de instalarse en La Zarzuela, Letizia comprobó lo que ya había oído siendo periodista: la imagen que intentaban proyectar los reyes de España y sus hijos nada tenía que ver con la realidad», constata allí Galaz. «
Las infantas nunca recibieron bien a las novias de su hermano y Letizia no fue una excepción», escribe en otro pasaje. «Las infantas mostraron también animadversión hacia su cuñada cuando esta comenzó a robarles protagonismo en la vida oficial y familiar».

Lo cierto es que la
tensión de Letizia con las infantas Elena y Cristina y los reyes eméritos Juan Carlos y Sofía tenía fundamento. Así lo cuenta Mabel Galaz en ‘La reina real’, aludiendo al momento en que
la monarca supo de la existencia de Corinna Larsen. «La relación con su suegro atravesaba momentos de gran tensión. Estaba al corriente de su doble vida y
le preocupaba cómo podía afectarle a su esposo y a su futuro en la Corona. Tampoco entendía la actitud de su suegra, que miraba hacia otro lado y seguía ejerciendo su papel en público como si nada sucediera».

Letiza cuando era princesa. Foto: GTRES

Una mujer fría e infeliz en Zarzuela

Hablamos de la leyenda de una monarca infeliz que, además, resguarda su infelicidad tras una
fachada autoimpuesta de frialdad. Se basó, muchas veces, en las escenas de una Letizia disfrutando de su gran pasión, la música, con sus amigas. En 2013, la reina acudió al Teatro Circo Price para disfrutar de un concierto de Bon Jovi en el marco de los premios europeos de la MTV. Enfundada en unos pantalones de cuero, disfrutó de lo lindo. La escena se comparó con la despedida al Papa, unas horas antes, en Santiago de Compostela. Allí, Letizia se mostraba congelada.

El periodista y escritor Luis Alegre, amigo personal de Letizia, habló de ello en el podcast ‘XRey’, en el que explicó
lo difícil que era para Letizia esconder la espontaneidad que salía a relucir en su vida privada. El sentirse permanentemente observada y criticada la condicionaba tanto, que su naturalidad desaparecía para convertirse en una persona aparentemente fría y distante que medía cualquier paso antes de darlo. Pero ni tan siquiera esa precaución evitaba que las críticas arreciaran.

Su mala relación con la reina Sofía

La relación nuera suegra ha sido otra de las dianas utilizadas contra la reina Letizia, sobre todo a partir del famoso incidente de Semana Santa de 2018, en la catedral de Palma de Mallorca. Hay, sin embargo, otra circunstancia en la que se subraya las
reticencias de la monarca a ‘darle su lugar’ a la reina emérita. Carmen Duerto hace referencia a ella en su biografía: «Quedó claro que, para Letizia,
el papel de abuela le correspondía a Paloma Rocasolano y que la reina Sofía era eso, la reina«.

«Letizia vivió la maternidad con dedicación casi exclusiva y lo hizo como siempre hace las cosas, con una mezcla de perfección y obsesión que son rasgos de su carácter», narra Duerto. «Fue un tiempo en que
la intimidad de su hogar se cerró a cal y canto. Hasta la reina Sofía sufrió las consecuencias de esa drástica decisión. En su papel de abuela muchos días resolvía visitar a sus nietas a la hora del baño, para lo que recorría la escasa distancia que hay entre su casa y la de los príncipes, hasta que se le hizo saber que su presencia alteraba la rutina de las pequeñas».

Infelicidad, ruptura y divorcio: el rumor que no cesa

En realidad,
los rumores de crisis en el matrimonio de Felipe y Letizia no han cesado en estos 20 años, sobre todo, superado el primer lustro de convivencia. Hoy, esas supuestas crisis suelen interpretarse como
una conveniente pantalla que impidió mostrar la realidad de la familia Borbón, absolutamente desestructurada debido a la vida paralela del rey Juan Carlos y los comportamientos económicos de este y de Iñaki Urdangarin. ¿Se utilizó la figura de Letizia para alimentar a una prensa ávida de contenido real?

En todo caso,
sí hubo crisis ciertas, como la que separó a los monarcas en verano de 2013, con Letizia ausente de Marivent. Este mismo año, también alcanzaron titulares declaraciones de analistas como Pilar Eyre, quien aseguró que
el divorcio de Felipe y Letizia era inminente. No parece que vaya a ser así. Más bien, ambos parecen fuertemente comprometidos en la tarea de llevar al trono a su hija Leonor y se muestran compenetrados como equipo de trabajo. ¿Podemos saber algo cierto sobre su conexión emocional? Difícil. Los reyes eméritos Sofía y Juan Carlos ocultaron su desamor durante casi 30 años.

Author: mujerhoy

Elena de los Ríos

Dicen que
el flechazo fue instantáneo, pero
todo lo que vino después puso a prueba el amor de la real pareja. Felipe y Letizia rompieron muchos muros antes de plantarse en los jardines de Zarzuela para anunciar su compromiso. No solo los de la corte juancarlista, escandalizada por la extracción de clase media (y de divorciada) de la novia. El mismo rey Juan Carlos trató de impedir la boda, convencido de que
la actual reina no era la idónea. Desde aquel minuto cero, los ataques al matrimonio Borbón Ortiz han sido constantes. Carmen Duerto, autora de la biografía ‘Letizia, una mujer real’, los ha llamado «la máquina de picar carne».

Allá por 2004, la perspectiva de contemplar a Felipe VI en el trono era aún remota. Nadie imaginaba entonces los acontecimientos que precipitarían su proclamación en 2014. De hecho, aunque las críticas a Letizia fueron feroces, tampoco el príncipe de Asturias salió indemne del anuncio de su compromiso. «Felipe no se ha librado de la estampa frívola y del sambenito de ir acompañado por un séquito de amigos pijos», confirmaba Duerto. «No consigue desprenderse de esa
aureola de ‘bon vivant’ que se le asocia desde la adolescencia, incrementada por la tardanza en casarse».

Qué hacen los reyes en San Valentín: por qué es importante saber que Felipe y Letizia están enamorados

La novia fue, sin embargo, la víctima favorita de aquella «picadora de carne». Gran parte de la alta sociedad, junto a algunos elementos escogidos del panorama mediático, no admitían que l
a próxima reina fuera la nieta de un taxista, además divorciada. Cómo sería la tormenta de críticas, que el arzobispado de Madrid, ante «las reiteradas demandas de información» de sus devotos, tuvo que publicar un informe en el que concluía que no existía ningún impedimento para que el príncipe se casase con una divorciada civil.

A Letizia
le sigue pesando esta mochila de divorciada, sobre todo por la insistencia en subrayar una circunstancia que ya no tiene peso en sociedad. En 2018, José de Bouza Serrano, ex embajador de Portugal, repetía el argumento en el libro ‘Las familias reales de nuestros días’. «Le pesa tener un divorcio y un pasado a sus espaldas, algo que la aristocracia española no le perdona», escribe.

Vídeo.

Los 5 momentos más románticos de la historia de amor de Letizia y Felipe /

mujerhoy

Anoréxica, ambiciosa y soberbia

En 2005, la intensidad del debate nacional al respecto de la delgadez de Letizia se intensificó notablemente. Se publicaban reportajes titulados «La delgadez de Letizia, mes a mes». Pese a que Zarzuela siempre se ha negado a entrar en confirmaciones y desmentidos, el entonces jefe de prensa de la Casa Real, Juan González-Cebrián Tello, llegó a enviar una carta al director de un medio nacional
negando que la reina padeciera anorexia. Cada verano, su complexión delgada se utilizó como arma arrojadiza hasta que la monarca comenzó a entrenar. Desde entonces, sus músculos se subrayan para acusarla de vigorexia.

Otro argumento en contra de la reina Letizia abrevió en un clásico del argumentario machista que sale a relucir en parejas que proceden de distintas clases sociales:
la ambición. Corrieron ríos de tinta para sostener el estereotipo de una monarca ambiciosa. «He estado con doña Letizia en varias ocasiones», escribió Bouza Serrano, ex embajador de Portugal, en su libro. «Es como si tuviera dos caras. Por un lado, se aprecia en ella cierta inseguridad, pero por otro, es muy ambiciosa».

Enemiga de la familia Borbón (y alrededores)

Fueron varias las analistas que comentaron en su momento que Letizia no se integraba ni en la familia Borbón ni en el círculo de amigos de la familia real. Carmen Duerto volvió a recoger este asunto en su biografía: «A muchos de los amigos de Felipe, incluidos familiares, les cuesta aceptarla. Letizia
está más próxima a la intelectualidad que a la banalidad y choca con algunos. Se extiende la idea de que
no encaja en el grupo de amistades de Felipe», sostuvo la periodista. También Mabel Galaz, autora de otra biografía informada sobre la monarca abundó en este tema.

«Poco después de instalarse en La Zarzuela, Letizia comprobó lo que ya había oído siendo periodista: la imagen que intentaban proyectar los reyes de España y sus hijos nada tenía que ver con la realidad», constata allí Galaz. «
Las infantas nunca recibieron bien a las novias de su hermano y Letizia no fue una excepción», escribe en otro pasaje. «Las infantas mostraron también animadversión hacia su cuñada cuando esta comenzó a robarles protagonismo en la vida oficial y familiar».

Lo cierto es que la
tensión de Letizia con las infantas Elena y Cristina y los reyes eméritos Juan Carlos y Sofía tenía fundamento. Así lo cuenta Mabel Galaz en ‘La reina real’, aludiendo al momento en que
la monarca supo de la existencia de Corinna Larsen. «La relación con su suegro atravesaba momentos de gran tensión. Estaba al corriente de su doble vida y
le preocupaba cómo podía afectarle a su esposo y a su futuro en la Corona. Tampoco entendía la actitud de su suegra, que miraba hacia otro lado y seguía ejerciendo su papel en público como si nada sucediera».

Letiza cuando era princesa. Foto: GTRES

Letiza cuando era princesa. Foto: GTRES

Letiza cuando era princesa. Foto: GTRES

Letiza cuando era princesa. Foto: GTRES

Letiza cuando era princesa. Foto: GTRES

Una mujer fría e infeliz en Zarzuela

Hablamos de la leyenda de una monarca infeliz que, además, resguarda su infelicidad tras una
fachada autoimpuesta de frialdad. Se basó, muchas veces, en las escenas de una Letizia disfrutando de su gran pasión, la música, con sus amigas. En 2013, la reina acudió al Teatro Circo Price para disfrutar de un concierto de Bon Jovi en el marco de los premios europeos de la MTV. Enfundada en unos pantalones de cuero, disfrutó de lo lindo. La escena se comparó con la despedida al Papa, unas horas antes, en Santiago de Compostela. Allí, Letizia se mostraba congelada.

El periodista y escritor Luis Alegre, amigo personal de Letizia, habló de ello en el podcast ‘XRey’, en el que explicó
lo difícil que era para Letizia esconder la espontaneidad que salía a relucir en su vida privada. El sentirse permanentemente observada y criticada la condicionaba tanto, que su naturalidad desaparecía para convertirse en una persona aparentemente fría y distante que medía cualquier paso antes de darlo. Pero ni tan siquiera esa precaución evitaba que las críticas arreciaran.

Su mala relación con la reina Sofía

La relación nuera suegra ha sido otra de las dianas utilizadas contra la reina Letizia, sobre todo a partir del famoso incidente de Semana Santa de 2018, en la catedral de Palma de Mallorca. Hay, sin embargo, otra circunstancia en la que se subraya las
reticencias de la monarca a ‘darle su lugar’ a la reina emérita. Carmen Duerto hace referencia a ella en su biografía: «Quedó claro que, para Letizia,
el papel de abuela le correspondía a Paloma Rocasolano y que la reina Sofía era eso, la reina«.

«Letizia vivió la maternidad con dedicación casi exclusiva y lo hizo como siempre hace las cosas, con una mezcla de perfección y obsesión que son rasgos de su carácter», narra Duerto. «Fue un tiempo en que
la intimidad de su hogar se cerró a cal y canto. Hasta la reina Sofía sufrió las consecuencias de esa drástica decisión. En su papel de abuela muchos días resolvía visitar a sus nietas a la hora del baño, para lo que recorría la escasa distancia que hay entre su casa y la de los príncipes, hasta que se le hizo saber que su presencia alteraba la rutina de las pequeñas».

Infelicidad, ruptura y divorcio: el rumor que no cesa

En realidad,
los rumores de crisis en el matrimonio de Felipe y Letizia no han cesado en estos 20 años, sobre todo, superado el primer lustro de convivencia. Hoy, esas supuestas crisis suelen interpretarse como
una conveniente pantalla que impidió mostrar la realidad de la familia Borbón, absolutamente desestructurada debido a la vida paralela del rey Juan Carlos y los comportamientos económicos de este y de Iñaki Urdangarin. ¿Se utilizó la figura de Letizia para alimentar a una prensa ávida de contenido real?

En todo caso,
sí hubo crisis ciertas, como la que separó a los monarcas en verano de 2013, con Letizia ausente de Marivent. Este mismo año, también alcanzaron titulares declaraciones de analistas como Pilar Eyre, quien aseguró que
el divorcio de Felipe y Letizia era inminente. No parece que vaya a ser así. Más bien, ambos parecen fuertemente comprometidos en la tarea de llevar al trono a su hija Leonor y se muestran compenetrados como equipo de trabajo. ¿Podemos saber algo cierto sobre su conexión emocional? Difícil. Los reyes eméritos Sofía y Juan Carlos ocultaron su desamor durante casi 30 años.

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