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Lo que no se vio de Letizia en el aniversario de la proclamación: las órdenes de la reina, la emoción de Felipe y el despiste de Sofía y Leonor

Author: mujerhoy

Elena de los Ríos

La mano que dirigió ayer el plan más curioso de la
familia real fue la de Letizia: una sorpresa para emocionar a Felipe en el almuerzo que celebró los diez años de la proclamación del rey Felipe. Todo sucedió en cuestión de segundos:
el monarca hizo su brindis, se sentó y comenzó a hablar con la invitada a su derecha. Sin mediar palabra,
Letizia miró a Leonor, sentada a unos diez metros de ella, y le hizo una señal: «Ahora». La princesa de Asturias se levantó y, al otro lado del salón, lo mismo hizo
su hermana, la infanta Sofía.

Las dos jóvenes (recordemos: de 18 y 17 años) caminaron desde los extremos del comedor de gala del Palacio Real hasta
situarse en el centro de la mesa, justo a la espalda de la reina Letizia, donde se había colocado un pie de micro.
Leonor, vestida de traje,
hizo amago de comenzar a hablar, pero la mesa estaba tan animada que los invitados ni se enteraron. La monarca, regia, golpeó su copa con la cucharita para que la concurrencia se hiciera cargo de la situación: sus hijas estaban en pie y esperando para brindar.

La princesa Leonor arrasa con un conjunto de Sfera ideal con falda midi, top de tirantes y zapatos destalonados

«Perdón por colarnos pero nosotras también tenemos algo que decir hoy», comenzó Leonor, con el móvil ya preparado en la mano para leer algo en la pantalla. A continuación,
ambas les dieron las gracias a sus padres. «Gracias por acompañarnos para recordar que en estos diez años hemos aprendido de nuestros padres, lo que significa el compromiso que los cuatro tenemos con todos los españoles» Y terminó Sofía: «Papá, mamá, gracias».

En este brevísimo y emotivo momento saltó una de las sorpresas del día, del todo inesperada. Pese a todo el entrenamiento de Leonor, fue la infanta Sofía la que dijo mejor las
dos frases que le tocaron del discurso de agradecimiento a sus padres, los reyes, que habían preparado. Donde la princesa de Asturias titubea,
la infanta exhibe una dicción perfecta. Ya lo comprobamos en los Princesa de Girona de 2023, cuando ambas hicieron preguntas en un evento.
Sofía de Borbón ha heredado la expresividad, al menos en la voz, de su madre.

La lágrima contenida del rey

Fue evidente: las palabras de Leonor y Sofía fueron
una sorpresa absoluta para el rey, al que pillaron con la guardia baja, bajísima. Tanto, que vimos en directo cómo luchaba para contener la emoción. Hasta tiró un beso a la princesa y la infanta,
saltándose todos los protocolos. Las jóvenes se acercaron a besar a su madre, el cerebro del todo el plan, y luego a su emocionado padre.
La escena, tiernísima, es el perfecto resumen de lo que vimos ayer: más una familia que una familia real. Hubo más afecto y naturalidad que solemnidad y control.

El contraste entre esta familia real y la anterior, bajo la batuta del rey emérito Juan Carlos, es enorme. Jamás escuchamos a las
infantas Elena y Cristina dirigirse a sus padres como tales y tampoco Juan Carlos y Sofía llamaron a sus hijas otra cosa que «infantas». Sin embargo, Leonor y Sofía llaman a los reyes «papá» y «mamá» y estos no las nombran por su título. Puede que esta normalidad extrañe a ciertas generaciones. No es producto de la improvisación, sino parte de la llamada ‘operación Leonor’.

Sofía y Leonor sorprenden a su padre en el décimo aniversario de su proclamación.

Sofía y Leonor sorprenden a su padre en el décimo aniversario de su proclamación. /

limited pictures

Comentaristas acreditados en el seguimiento de la familia real analizaron de la imagen pública de la familia real y la comparación de balcones trajo a colación la última
aparición de los Windsor en el balcón de Buckingham Palace. Los monarcas británicos, los príncipes de Gales y familia y el resto de royals contemplaron impávidos el espectáculo militar. En los Borbón Ortiz prima una naturalidad espontánea y auténtica. En el balcón central del Salón del Trono no dejaron de hablar, moverse, señalar y comentar. Con una tranquilidad apabullante. Como si millones de personas no les estuvieran mirando.

Letizia, pendiente de todo

En el balcón, una
Letizia que tuvo que sentarse en varias ocasiones llamó inmediatamente la atención. Donde va la reina ya acude irremediablemente un taburete. Sin embargo, cada vez resulta más llamativa la tendencia de la familia real a parapetarse, a buscar el contacto corporal o la máxima proximidad. Aunque
al comenzar el acto mantuvieron una distancia prudencial entre los cuatro, enseguida la rompieron para formar su conocido frente familiar.

Tras contemplar el relevo de la Guardia Real en la plaza de la Armería del Palacio Real,
la familia real se dirigió a saludar a sus invitados y, con ellos, acudir al salón de Columnas para iniciar el acto de entrega de condecoraciones a 19 ciudadanos. El recorrido no era complicado y, sin embargo, vimos a Leonor y Sofía inseguras, a la reina Letizia dando indicaciones constantes y a las jóvenes recolocándose una y otra vez.

Leonor y Sofía, en las Colecciones Reales.

Leonor y Sofía, en las Colecciones Reales. /

limited pictures

«Hace diez años, comentábamos
el control que Letizia tenía sobre las niñas, que estaba muy pendiente y que hasta parecía que las estaba asfixiando. Se ha ido relajando, pero hoy hemos vuelto a ver a una Letizia pendiente de sus hijas», observó
Patrycia Centeno, experta en comunicación no verbal y habitual en el análisis televisivo. «A Sofía le ha indicado que tenía que saludar y a Leonor, que se colocara junto a ella».

«Incluso Felipe le ha dado instrucciones a Leonor», ha reconsiderado Centeno, cuando en el programa Todo es mentira le han indicado que más que una madre controladora, lo que habían visto eran
dos jóvenes despistadas. «Me ha sorprendido mucho que dependan tanto de sus padres», terminó concluyendo la experta.

Leonor y Sofía: más soltura cuando están solas

Por la tarde, ya sin la vigilancia de sus padres,
vimos a Leonor mucho más resuelta en la
visita a la Galería de las Colecciones Reales junto a un grupo de 40 jóvenes. De hecho, aquí era Sofía la que parecía un poco perdida cuando su hermana se integraba con sus invitados y charlaba con ellos.
Guiaba el recorrido la novelista María Dueñas, pero no pudimos escuchar su relato al hilo de los tesoros de la familia real. Las caras de su joven público no traslucían demasiado.

lLa Familia Real disfruta del concierto de Ara Malikian. /

limited pictures

La última aparición de la noche se hizo esperar hasta las once menos cuarto de la noche, cuando
el violinista de origen libanés Ara Malikian salió a uno de los balcones del Palacio Real que da a la plaza de Oriente para actuar. Mientras, se proyectaban imágenes sobre la fachada que los reyes y sus hijas contemplaron desde la misma plaza.

Tras saludar a muchos asistentes en primera fila, Felipe, Letizia y sus dos hijas se despidieron en su salsa:
apiñados, cogidos del brazo o de los hombros, en su conocida formación de frente común. Como una familia, como un equipo, como un muro.

Author: mujerhoy

Elena de los Ríos

La mano que dirigió ayer el plan más curioso de la
familia real fue la de Letizia: una sorpresa para emocionar a Felipe en el almuerzo que celebró los diez años de la proclamación del rey Felipe. Todo sucedió en cuestión de segundos:
el monarca hizo su brindis, se sentó y comenzó a hablar con la invitada a su derecha. Sin mediar palabra,
Letizia miró a Leonor, sentada a unos diez metros de ella, y le hizo una señal: «Ahora». La princesa de Asturias se levantó y, al otro lado del salón, lo mismo hizo
su hermana, la infanta Sofía.

Las dos jóvenes (recordemos: de 18 y 17 años) caminaron desde los extremos del comedor de gala del Palacio Real hasta
situarse en el centro de la mesa, justo a la espalda de la reina Letizia, donde se había colocado un pie de micro.
Leonor, vestida de traje,
hizo amago de comenzar a hablar, pero la mesa estaba tan animada que los invitados ni se enteraron. La monarca, regia, golpeó su copa con la cucharita para que la concurrencia se hiciera cargo de la situación: sus hijas estaban en pie y esperando para brindar.

La princesa Leonor arrasa con un conjunto de Sfera ideal con falda midi, top de tirantes y zapatos destalonados

«Perdón por colarnos pero nosotras también tenemos algo que decir hoy», comenzó Leonor, con el móvil ya preparado en la mano para leer algo en la pantalla. A continuación,
ambas les dieron las gracias a sus padres. «Gracias por acompañarnos para recordar que en estos diez años hemos aprendido de nuestros padres, lo que significa el compromiso que los cuatro tenemos con todos los españoles» Y terminó Sofía: «Papá, mamá, gracias».

En este brevísimo y emotivo momento saltó una de las sorpresas del día, del todo inesperada. Pese a todo el entrenamiento de Leonor, fue la infanta Sofía la que dijo mejor las
dos frases que le tocaron del discurso de agradecimiento a sus padres, los reyes, que habían preparado. Donde la princesa de Asturias titubea,
la infanta exhibe una dicción perfecta. Ya lo comprobamos en los Princesa de Girona de 2023, cuando ambas hicieron preguntas en un evento.
Sofía de Borbón ha heredado la expresividad, al menos en la voz, de su madre.

La lágrima contenida del rey

Fue evidente: las palabras de Leonor y Sofía fueron
una sorpresa absoluta para el rey, al que pillaron con la guardia baja, bajísima. Tanto, que vimos en directo cómo luchaba para contener la emoción. Hasta tiró un beso a la princesa y la infanta,
saltándose todos los protocolos. Las jóvenes se acercaron a besar a su madre, el cerebro del todo el plan, y luego a su emocionado padre.
La escena, tiernísima, es el perfecto resumen de lo que vimos ayer: más una familia que una familia real. Hubo más afecto y naturalidad que solemnidad y control.

El contraste entre esta familia real y la anterior, bajo la batuta del rey emérito Juan Carlos, es enorme. Jamás escuchamos a las
infantas Elena y Cristina dirigirse a sus padres como tales y tampoco Juan Carlos y Sofía llamaron a sus hijas otra cosa que «infantas». Sin embargo, Leonor y Sofía llaman a los reyes «papá» y «mamá» y estos no las nombran por su título. Puede que esta normalidad extrañe a ciertas generaciones. No es producto de la improvisación, sino parte de la llamada ‘operación Leonor’.

Sofía y Leonor sorprenden a su padre en el décimo aniversario de su proclamación.

Sofía y Leonor sorprenden a su padre en el décimo aniversario de su proclamación. /

limited pictures

Comentaristas acreditados en el seguimiento de la familia real analizaron de la imagen pública de la familia real y la comparación de balcones trajo a colación la última
aparición de los Windsor en el balcón de Buckingham Palace. Los monarcas británicos, los príncipes de Gales y familia y el resto de royals contemplaron impávidos el espectáculo militar. En los Borbón Ortiz prima una naturalidad espontánea y auténtica. En el balcón central del Salón del Trono no dejaron de hablar, moverse, señalar y comentar. Con una tranquilidad apabullante. Como si millones de personas no les estuvieran mirando.

Letizia, pendiente de todo

En el balcón, una
Letizia que tuvo que sentarse en varias ocasiones llamó inmediatamente la atención. Donde va la reina ya acude irremediablemente un taburete. Sin embargo, cada vez resulta más llamativa la tendencia de la familia real a parapetarse, a buscar el contacto corporal o la máxima proximidad. Aunque
al comenzar el acto mantuvieron una distancia prudencial entre los cuatro, enseguida la rompieron para formar su conocido frente familiar.

Tras contemplar el relevo de la Guardia Real en la plaza de la Armería del Palacio Real,
la familia real se dirigió a saludar a sus invitados y, con ellos, acudir al salón de Columnas para iniciar el acto de entrega de condecoraciones a 19 ciudadanos. El recorrido no era complicado y, sin embargo, vimos a Leonor y Sofía inseguras, a la reina Letizia dando indicaciones constantes y a las jóvenes recolocándose una y otra vez.

Leonor y Sofía, en las Colecciones Reales.

Leonor y Sofía, en las Colecciones Reales. /

limited pictures

«Hace diez años, comentábamos
el control que Letizia tenía sobre las niñas, que estaba muy pendiente y que hasta parecía que las estaba asfixiando. Se ha ido relajando, pero hoy hemos vuelto a ver a una Letizia pendiente de sus hijas», observó
Patrycia Centeno, experta en comunicación no verbal y habitual en el análisis televisivo. «A Sofía le ha indicado que tenía que saludar y a Leonor, que se colocara junto a ella».

«Incluso Felipe le ha dado instrucciones a Leonor», ha reconsiderado Centeno, cuando en el programa Todo es mentira le han indicado que más que una madre controladora, lo que habían visto eran
dos jóvenes despistadas. «Me ha sorprendido mucho que dependan tanto de sus padres», terminó concluyendo la experta.

Leonor y Sofía: más soltura cuando están solas

Por la tarde, ya sin la vigilancia de sus padres,
vimos a Leonor mucho más resuelta en la
visita a la Galería de las Colecciones Reales junto a un grupo de 40 jóvenes. De hecho, aquí era Sofía la que parecía un poco perdida cuando su hermana se integraba con sus invitados y charlaba con ellos.
Guiaba el recorrido la novelista María Dueñas, pero no pudimos escuchar su relato al hilo de los tesoros de la familia real. Las caras de su joven público no traslucían demasiado.

lLa Familia Real disfruta del concierto de Ara Malikian.

lLa Familia Real disfruta del concierto de Ara Malikian. /

limited pictures

La última aparición de la noche se hizo esperar hasta las once menos cuarto de la noche, cuando
el violinista de origen libanés Ara Malikian salió a uno de los balcones del Palacio Real que da a la plaza de Oriente para actuar. Mientras, se proyectaban imágenes sobre la fachada que los reyes y sus hijas contemplaron desde la misma plaza.

Tras saludar a muchos asistentes en primera fila, Felipe, Letizia y sus dos hijas se despidieron en su salsa:
apiñados, cogidos del brazo o de los hombros, en su conocida formación de frente común. Como una familia, como un equipo, como un muro.

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