Es una de las actrices más prolíficas de nuestro teatro. Seis décadas encima de las tablas dan para mucho y merecen ser premiados de todas las formas posibles. Hace unos días fue reconocida con una Butaca de Oro en el Teatro Reina Victoria de Madrid junto a un grupo de compañeros con los que comparte su amor por la interpretación, trayectoria y también una gran amistad. Entre los asistentes estaba su hijo, Luis Merlo, que ha seguido la estela de una saga que parece extenderse. Hablamos con María Luisa de cómo ha recibido este reconocimiento y también de un tema que dio que hablar hace unas semanas, cuando uno de sus vecinos la encontró desorientada en el edificio. Ella le resta importancia al suceso e incluso sabe quién tuvo la culpa: el sonambulismo.
Corazón
Hace unos días se publicaba que un vecino la había encontrado en las zonas comunes del edificio. ¡Menuda se ha liado ha salido usted hasta en los medios! ¿Qué sucedió?
María Luisa Merlo Bueno pero eso es porque soy sonámbula. No lo sabe nadie, pero lo soy y bajé al trastero, y me caí, claro.
C. ¿Pero usted sabía que era sonámbula antes de que tuviera lugar este incidente?
M.L.M. Lo he sido toda la vida. El vecino, Iván que es maestro de música y es un sol de persona, se llevó un susto. Él es el que me recogió, me metió en la cama y tan ricamente.
C.
Y usted se convirtió en noticia en algún programa.
M.L.M. Sí, han dicho cosas muy raras pero no me importa nada.
C.
¿Ha tomado medidas para evitar que le vuelva a suceder una cosa así?
M.L.M. Sí. Lo que hago es ir mucho a la casa de mis hijos, para no estar sola.
C.
Con sus hijos estará siempre bien acompañada.
M.L.M. Claro, son unos bombonazos de hijos. Tengo además cuatro nietos, que son maravillosos, y un bisnieto de cinco años.
C. Estos días le han entregado la Butaca de oro en el teatro Reina Victoria de Madrid ¿Se esperaba este reconocimiento
M.L.M. No. Me han puesto varias butacas en teatros por España, pero llega una a una edad en la que te hacen estos homenajes y te vienen muy bien para el ánimo.
C. Suponemos que aun más si encima lo recibe como este, rodeada de amigos.
M.L.M. Hacía muchos años que no los veía porque como decía alguien, los actores ya no nos reunimos, nos hemos vuelto unos particulares. Los que hemos nacido en el teatro como yo lo decimos con bastante desprecio. Con estos compañeros he pasado un rato maravilloso. He trabajado con todos y es muy emocionante. Me he criado en el teatro porque yo empecé entre cajas, siendo hija de un gran actor como fue Ismael Merlo y madre también de actores estupendos.
C. Le traerá muchos recuerdos este teatro.
M.L.M. Sí, aunque creo que solo he trabajado una vez, con Carlos Larrañaga.
C. El padre de sus hijos y otros actores de la época tendrían que tener también su reconocimiento.
M.L.M. Sí, se le tiene que poner una butaca a esa generación, sería estupendo.
C. El día que usted la recibió no la dejaron sola, aunque echamos de menos a alguno de los suyos.
M.L.M. Amparo no pudo ir, tampoco Pedro ni Maribel porque estaban trabajando, pero fueron Luis y Juan Carlos. Mi nuera, Maribel, está espléndida… bueno, creo que todos ellos están maravillosos en todo lo que hacen.
C. Y todos tienen trabajo…
M.L.M. Claro, todos tenemos trabajo, afortunadamente, dentro de lo raro que está todo. Supongo que esto cambiará, pero si no cambia ¡qué le vamos a hacer…! A mí me queda muy poco de estar aquí.
C. Días como estos hacen que nos acordemos también de Amparo Rivelles, hermana de Larrañaga.
M.L.M. Se está marchando gente que ha sido importantísima en mi vida. A mí la Rivelles me llamaba la marcianita. Decía que yo era de otra galaxia. El día que me conoció, hace millones de años (risas), dijo: «Si esta niña no es de este Planeta» y desde entonces, siempre me lo repetía. Ahora que nadie me llama marcianita yo le digo a todo el mundo que me lo llame.
C. Se echa de menos hoy en día a la Rivelles
M.L.M. Echo mucho de menos a todo el que se ha ido yendo de mi familia.
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