Author: mujerhoy
A pesar de su viaje glamouroso
viaje oficial a Estados Unidos, es curioso que
la reina Máxima, adición argentina a los Orange de Países Bajos, no aparezca casi nunca en los puestos más altos de
las listas de royals elegantes. La competencia es dura, con
Kate Middleton, Rania de Jordania y
Letizia de España como top de dichas listas. En los últimos meses, analistas del estilo y observadoras habituales hemos notado
un upgrade espectacular en en los looks de la monarca. Máxima ha redoblado su esfuerzo por aparecer chic. ¿Por qué?
Máxima siempre ha sido
la reina de la teatralidad, el color y el drama, unos acentos que en los últimos meses han ido a máximos. De hecho, ha logrado que los looks pluscuamperfectos pero casi siempre más bien minimalistas de las monarcas europeas luzcan aburridos. Incluso planos. Lo comprobamos en el
viaje oficial de Felipe y Letizia a territorio holandés.
La reina Máxima, ayudada de su envergadura, superó a la española en casi todas las salidas.
Esta sed de foco, este estilo híper dramático que busca aplauso, no es casualidad. En su
reciente viaje a Nueva York y Savannah junto al rey Guillermo, Máxima ha preparado looks insoslayable, con brillos, vuelos o estampados impactantes.De hecho, en un país cuyo diseño está marcado por un sentido práctico de la vida, se ha descolgado con una serie de tocados en sus estilismos de mañana de lo más sorprendentes. Por algo se llaman, en inglés, ‘fascinators’.
Por qué Máxima parece Carrie Bradshaw: los problemas
Fascinados se han quedado los estadounidenses con la imponente presencia de Máxima, vestida para brillar. Además, esta vez cuenta con la complicidad del rey Guillermo, habitualmente eclipsado por la espectacularidad de su esposa. En este viaje, la pareja ha querido fotografiarse
al más puro estilo Carrie y Mr. Big, cual romance de ‘Sexo en Nueva York’. La escena, un paseo de pareja, es casi de película.
Máxima de Holanda, de gala. /
gtres
¿A qué viene este ‘upgrade’ de moda e incluso de pareja? Evidentemente, a una gran campaña de imagen que pretende
devolver el poder de seducción a una familia real a la baja. Desde la pandemia, la casa real de los Países Bajos no levanta cabeza en los índices de popularidad. Recordemos: en pleno confinamiento, hubo
vacaciones de lujo en Grecia y una fiesta de cumpleaños para Amalia que les hundieron en las encuestas.
En abril de 2020, la aprobación de la familia Orange estaba en máximos, con Guillermo en un 7,7 y Máxima puntuada con un rotundo 8 sobre 10. Después de la pandemia, pese a que el rey reconoció que aquellas vacaciones griegas fueron «
un gran error de juicio», el apoyo popular a la monarquía descendió hasta un 47%, desde el 76% que tenía antes de la pandemia.
La caída de la casa Orange en Holanda
Han pasado tres años desde el confinamiento y las restricciones del Covid, y
la popularidad de la monarquía holandesa no ha recuperado sus antiguos números. Ahora mismo, el rey cuenta con un 6,6 y la reina, con un 7,1 sobre 10. Pero, además, se han cometido nuevos errores que amenazan con hacer descender aún más una puntuación bajo vigilancia. En Países Bajos, las encuestas al respecto de la popularidad de la familia real son habituales.
instagram @koninklijkhuis
La preocupación de la Corona es máxima: hace diez años, cuando Guillermo subió al trono, casi un 80% de los holandeses deseaban preservar la monarquía, En la actualidad, el porcentaje ha caído hasta el 50%, con un preocupante 24% de los holandeses que defienden la república como forma del estado. Es en este contexto en el que hay que analizar
‘Máxima’, la serie de televisión sobre la historia de amor de los reyes que han comprado cadenas de medio mundo. Este mismo mes podríamos verla en España.
Nazis, impuestos y la monarquía más cara
Algo que no ha ayudado nada a la popularidad de los Orange ha sido la revelación, reciente, de la militancia del príncipe Bernardo (abuelo del rey) con el partido nazi, algo que se ha negado desde la Corona durante décadas. Pero, además, el parlamento holandés ha propuesto ya dos veces
que los monarcas paguen impuestos sobre la asignación que reciben anualmente de las arcas públicas. En España, ningún miembro de la familia real disfruta de excepción fiscal.
El rey
Guillermo recibe un millón de euros anuales que, después de impuestos, se quedarían prácticamente en la mitad. Máxima recibe 431.000 euros anuales, mientras que la princesa Amalia tiene derecho a 300.000 euros cada año, una asignación a la que había renunciado por su estatus de estudiante, sin trabajo de representación a tiempo completo. Y decíamos había, porque en otra decisión polémica,
la futura reina ha decidido reclamar su sueldo. Comenzará a cobrar el año que viene.
El rey Guillermo de Holanda con la heredera al trono, la princesa Amalia. /
instagram @koninklijkhuis
La imparable polarización de los parlamentos europeos inevitablemente pone a las casas reales en alerta, pues suelen contar con el apoyo de los partidos moderados que apuestan por la estabilidad. La Corona holandesa es la que más tiene que preocuparse, pues pasa por ser
la más cara del continente. Su presupuesto anual asciende a más de 75 millones al año en mantenimiento de palacios, gastos de viaje y funcionarios.
A esta cifra millonaria, habría que sumar unos
40 millones en euros en sueldos de los ‘royals’, la factura por la seguridad de la familia real y el mantenimiento del yate real. Muchísimo dinero para los contribuyentes, más en estos tiempos de inestabilidad política. De ahí la incansable agenda pública de los reyes y la sofisticación máxima de Máxima.
¿Podrá su glamour hipnotizar una vez más a la ciudadanía? Parece difícil.
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