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Todos los secretos del vestido rojo de Caprile con el que Letizia arrasó en la boda de Federico y Mary de Dinamarca hace 20 años

Author: mujerhoy

Elena Castelló

Copenhague, una boda real y un vestido rojo de Lorenzo Caprile. El recuerdo de aquel momento ocurrido hace veinte años, poco antes del
enlace matrimonial de don Felipe y doña Letizia, sigue siendo imborrable en la retina de los españoles y en la memoria de todos los que entendían de moda. Gracias a aquel vestido,
doña Letizia inauguró su vida oficial como princesa, una semana antes de convertirse en la esposa de Felipe VI

Fue el 14 de mayo de 2004, en la boda de los entonces príncipes Federico y Mary de Dinamarca y para doña Letizia fue una «puesta de largo» ante la realeza europea. Una presentación muy esperada, desde que se anunció el compromiso de los hoy reyes. Y la aparición de doña Letizia, tranquila y feliz del brazo de su prometido,
superó todas las expectativas.

Letizia, de plebeya a princesa: las cinco cosas más difíciles que tuvo que aprender en su camino al trono

Lorenzo Caprile, uno de los diseñadores favoritos de la alta sociedad española, y autor del
vestido de novia de la Infanta Cristina, había recibido, a principios de aquel año, un encargo muy especial del Palacio de La Zarzuela: debía
crear un ajuar de gala, con varios vestidos, que luciría doña Letizia. Eran los primeros vestidos de largo que vestiría a la futura princesa de Asturias y los que modelarían su primera imagen como miembro de la realeza. La única condición que Casa Real impuso fue que los tejidos fueran todos españoles.

El modisto los compró en la sedería valenciana de Rafael Catalá, hoy cerrada, y en la tienda madrileña de José María Ruiz, el único establecimiento de telas importante que sigue habiendo en Madrid. El equipo del diseñador buscó también zapatos a juego en Pura López y
los forraron con la tela de los vestidos, así como bolsos antiguos y abanicos, que procedían de la famosa tienda Casa Diego, ubicada en la Puerta del Sol, en Madrid.

Dos pruebas en el taller

El guardarropa lo integraban el famoso vestido rojo, el dos piezas con corpiño de seda valenciana que lució la primera noche en Copenhague, un diseño gris plata, que vistió en la cena previa a su boda, y que luego modificó en varias ocasiones, un cuerpo fucsia drapeado con dos faldas y un traje negro que utilizó en su visita al Papa tras la boda. Fue
Zarzuela quien mandó las medidas de doña Letizia y ésta acudió en un par de ocasiones a probarse al «atelier» del modisto. Pero nadie del equipo sabía en qué momentos luciría cada creación.

Por eso, la aparición de doña Letizia con el vestido rojo en la boda de Mary Donaldson y Federico de Dinamarca, aquel 14 de mayo, fue una sorpresa total para el diseñador. Suponía una exposición de su trabajo con una gran repercusión internacional. Pero Caprile no fue el único sorprendido. Doña Letizia deslumbró a todos y la conclusión fue unánime: estaba perfecta con aquel
diseño de aire «Hollywood clásico», con cuerpo drapeado a la altura del pecho, falda con una pequeña cola y mangas semitransparente y cuello cuadrado, elaborado en crepé de satén y tul de seda natural en un intenso color rojo, uno de los colores fetiche del diseñador.

Letizia en la boda de Federico y Mary de Dinamarca/GTRES

Llevaba, además, zapatos de Pura López forrados en satén rojo y un pequeño bolso de mano de principios del siglo XX bordado en cristales negros. Su
silueta era perfecta. Al llevar el pelo recogido y joyas de pequeño volumen, sin condecoraciones, puesto que todavía no era princesa, el vestido destacó por encima de todo. Doña Letizia acertó igualmente con un elegante peinado de ondas al agua, de Gloria Delgado, y escogió para la ocasión varias
piezas de joyería que le prestó doña Sofía: unos pendientes de brillantes y rubíes, conocidos como los pendientes «cereza», y unos broches gemelos, que habían pertenecido a la reina María de las Mercedes, y que doña Letizia colocó en las esquinas del escote, al estilo años cuarenta.

El consejo de la infanta Cristina

Fue la infanta Cristina, sin duda, quien habló a doña Letizia de Lorenzo Caprile. Era el mejor para cumplir con semejante encargo. Él había vestido de novia a la infanta Cristina y diseñaba vestidos de gala para ella y para la infanta Elena, cuando no optaba por la alta costura francesa. Las infantas habían estudiado con las hermanas de Caprile, Marisa y Laura, en el colegio de Santa María del Camino. El resultado de aquella elección fue un
éxito rotundo para Caprile y para la princesa. El diseñador, sin embargo, no ha vuelto a trabajar para doña Letizia, desde hace más de una década.

Pero aquel «look» sigue siendo especial. La reina estaba incontestablemente guapa y el vestido era una pieza de gran altura para un momento crucial. Luego hemos visto cómo el rojo es
un color que sienta especialmente bien a doña Letizia y son numerosos los diseños que ha lucido en este color: el diseño de Felipe Varela con escote palabra de honor y falda de volantes de la boda de Victoria de Suecia, en 2010, el que lució para recibir a la reina Rania de Jordania, en 2015, también de Varela, o el impresionante
diseño con capa de Stella McCartney que llevó en la celebración del cincuenta cumpleaños de Guillermo de Holanda, en 2021.

Author: mujerhoy

Elena Castelló

Copenhague, una boda real y un vestido rojo de Lorenzo Caprile. El recuerdo de aquel momento ocurrido hace veinte años, poco antes del
enlace matrimonial de don Felipe y doña Letizia, sigue siendo imborrable en la retina de los españoles y en la memoria de todos los que entendían de moda. Gracias a aquel vestido,
doña Letizia inauguró su vida oficial como princesa, una semana antes de convertirse en la esposa de Felipe VI

Fue el 14 de mayo de 2004, en la boda de los entonces príncipes Federico y Mary de Dinamarca y para doña Letizia fue una «puesta de largo» ante la realeza europea. Una presentación muy esperada, desde que se anunció el compromiso de los hoy reyes. Y la aparición de doña Letizia, tranquila y feliz del brazo de su prometido,
superó todas las expectativas.

Letizia, de plebeya a princesa: las cinco cosas más difíciles que tuvo que aprender en su camino al trono

Lorenzo Caprile, uno de los diseñadores favoritos de la alta sociedad española, y autor del
vestido de novia de la Infanta Cristina, había recibido, a principios de aquel año, un encargo muy especial del Palacio de La Zarzuela: debía
crear un ajuar de gala, con varios vestidos, que luciría doña Letizia. Eran los primeros vestidos de largo que vestiría a la futura princesa de Asturias y los que modelarían su primera imagen como miembro de la realeza. La única condición que Casa Real impuso fue que los tejidos fueran todos españoles.

El modisto los compró en la sedería valenciana de Rafael Catalá, hoy cerrada, y en la tienda madrileña de José María Ruiz, el único establecimiento de telas importante que sigue habiendo en Madrid. El equipo del diseñador buscó también zapatos a juego en Pura López y
los forraron con la tela de los vestidos, así como bolsos antiguos y abanicos, que procedían de la famosa tienda Casa Diego, ubicada en la Puerta del Sol, en Madrid.

Dos pruebas en el taller

El guardarropa lo integraban el famoso vestido rojo, el dos piezas con corpiño de seda valenciana que lució la primera noche en Copenhague, un diseño gris plata, que vistió en la cena previa a su boda, y que luego modificó en varias ocasiones, un cuerpo fucsia drapeado con dos faldas y un traje negro que utilizó en su visita al Papa tras la boda. Fue
Zarzuela quien mandó las medidas de doña Letizia y ésta acudió en un par de ocasiones a probarse al «atelier» del modisto. Pero nadie del equipo sabía en qué momentos luciría cada creación.

Por eso, la aparición de doña Letizia con el vestido rojo en la boda de Mary Donaldson y Federico de Dinamarca, aquel 14 de mayo, fue una sorpresa total para el diseñador. Suponía una exposición de su trabajo con una gran repercusión internacional. Pero Caprile no fue el único sorprendido. Doña Letizia deslumbró a todos y la conclusión fue unánime: estaba perfecta con aquel
diseño de aire «Hollywood clásico», con cuerpo drapeado a la altura del pecho, falda con una pequeña cola y mangas semitransparente y cuello cuadrado, elaborado en crepé de satén y tul de seda natural en un intenso color rojo, uno de los colores fetiche del diseñador.

Letizia en la boda de Federico y Mary de Dinamarca/GTRES

Letizia en la boda de Federico y Mary de Dinamarca/GTRES

Letizia en la boda de Federico y Mary de Dinamarca/GTRES

Letizia en la boda de Federico y Mary de Dinamarca/GTRES

Letizia en la boda de Federico y Mary de Dinamarca/GTRES

Llevaba, además, zapatos de Pura López forrados en satén rojo y un pequeño bolso de mano de principios del siglo XX bordado en cristales negros. Su
silueta era perfecta. Al llevar el pelo recogido y joyas de pequeño volumen, sin condecoraciones, puesto que todavía no era princesa, el vestido destacó por encima de todo. Doña Letizia acertó igualmente con un elegante peinado de ondas al agua, de Gloria Delgado, y escogió para la ocasión varias
piezas de joyería que le prestó doña Sofía: unos pendientes de brillantes y rubíes, conocidos como los pendientes «cereza», y unos broches gemelos, que habían pertenecido a la reina María de las Mercedes, y que doña Letizia colocó en las esquinas del escote, al estilo años cuarenta.

El consejo de la infanta Cristina

Fue la infanta Cristina, sin duda, quien habló a doña Letizia de Lorenzo Caprile. Era el mejor para cumplir con semejante encargo. Él había vestido de novia a la infanta Cristina y diseñaba vestidos de gala para ella y para la infanta Elena, cuando no optaba por la alta costura francesa. Las infantas habían estudiado con las hermanas de Caprile, Marisa y Laura, en el colegio de Santa María del Camino. El resultado de aquella elección fue un
éxito rotundo para Caprile y para la princesa. El diseñador, sin embargo, no ha vuelto a trabajar para doña Letizia, desde hace más de una década.

Pero aquel «look» sigue siendo especial. La reina estaba incontestablemente guapa y el vestido era una pieza de gran altura para un momento crucial. Luego hemos visto cómo el rojo es
un color que sienta especialmente bien a doña Letizia y son numerosos los diseños que ha lucido en este color: el diseño de Felipe Varela con escote palabra de honor y falda de volantes de la boda de Victoria de Suecia, en 2010, el que lució para recibir a la reina Rania de Jordania, en 2015, también de Varela, o el impresionante
diseño con capa de Stella McCartney que llevó en la celebración del cincuenta cumpleaños de Guillermo de Holanda, en 2021.

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