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Lo que no se vio de Letizia en el Día de las Fuerzas Armadas en Oviedo: mujeres de rojo, las canas de Felipe y una cojera persistente

Author: mujerhoy

Elena de los Ríos

Había expectación, como siempre que Letizia aterriza en su ciudad natal. Oviedo respondió con un llenazo absoluto para
presenciar junto a la reina el desfile del Día de las Fuerzas Armadas, no solo en el día D sino en los ensayos de la noche anterior. A ella y a su recién estrenada
secretaria, Dolores Ocaña, de rojo royal uniformado. Todo transcurrió sin novedad, aunque siempre que los monarcas hacen una aparición pública cada detalle cuenta. Por ejemplo: hubo vivas al rey y pitos para todos los políticos. Sin importar su adscripción ideológica.

Cabe interpretar este renovado relieve de la gran fiesta de las Fuerzas Armadas en este
clima revuelto para la política parlamentaria. La vinculación de los monarcas con una institución que se mantiene al margen de este inhóspito ambiente es clave, sobre todo de cara a la sucesión que ha de culminar en la reinado de Leonor. La desafección campa y la Corona, con buen criterio, pretende
mantenerse al margen de ella.

La reina Letizia sorprende con su look más insólito en el Día de las Fuerzas Armadas: traje rojo y zapatillas cómodas

La ciudadanía asturiana que recibió con aclamación a los reyes Felipe y Letizia contempló, en una de las avenidas principales de Oviedo, el desfile de 3.293 militares (solo 250 de ellos mujeres) uniformados de gala, a lo largo de un recorrido de un kilómetro. Todo muy vistoso, aunque lo más comentado de la jornada fue el aspecto del monarca.
Felipe VI estaba imponente con el uniforme de capitán general del Ejército del Aire y el Espacio.

El curioso cambio físico de Felipe VI

El rey
Felipe lució el fajín de seda rojo de capitán general de los Ejércitos que su padre le impuso tras su abdicación y que le acredita como jefe supremo de las Fuerzas Armadas. Pasó revista con la gravedad acorde al momento, pero en los saludos sonrió con evidente orgullo y satisfacción. El monarca está a sus anchas en los eventos militares, y se nota.

Lo que notó también la ciudadanía ovetense, y seguramente los espectadores todos de la retransmisión televisiva del desfile del Día de las Fuerzas Armadas, fue el encanecimiento total del pelo y la barba del rey Felipe.
El vello de su rostro está ya absolutamente blanco, a pesar de que solo tiene 56 años. Cuidado, también, con su estado de forma. Algunas observadoras hicieron notar la posibilidad de que, bajo la chaqueta, ocultara kilos de más.

No está, señalaron las espectadoras, «tan ‘fit’», como la reina. El comentario de la silueta es lugar común en el público general pero, en Asturias, aún más. Dejarse los kilos por las esquinas es, dada la gastronomía, una heroicidad. En este sentido, el más celebrado fue el presidente del Principado, Adrián Barbón. «Estás guapísimu, vaya como adelgazaste», le decían las señoras apostadas en el hotel Reconquista, donde se celebró una recepción. «Quince kilos, pero aún me queda», presumía él.

La secretaria y la ministra le copian el look a la reina

El refugio de la reina en su ya habitual uniforme de trabajo,
el traje de chaqueta y pantalón, hace que el rey Felipe reciba más miradas de las que, probablemente, quisiera. En esta ocasión, además, coincidió con
otras tres mujeres en el mismo look de color rojo. Una de ellas fue la ministra de Defensa, Margarita Robles, llevó chaqueta roja, pañuelo rojo al cuello y pantalones negros, junto a unas discutidas gafas de sol negras.

El protocolo dicta que no se deben llevar gafas de sol en lugares cerrados ni, en abierto, al dirigirse a otras personas. Se entiende que si
Margarita Robles las llevó durante el desfile de las Fuerzas Armadas fue debido a la sensibilidad ante la luz, especialmente clara en una mañana de intenso sol en Oviedo. Aún así, la estampa era rara. Como fue raro contemplar a la flamante secretaria de la reina,
Dolores Ocaña, con otro traje rojo. Este efecto clon también resulta extraño. Aunque Ocaña no sale en las fotografías institucionales, sabe que la van a fotografiar sí o sí.

Por qué cojea la reina Letizia

Además de esta coincidencia, el comentario general tuvo que ver con el
estado de salud de la reina. Evidentemente, su aparición con pantalón y zapatillas de deporte evidencia que su enfermedad va para largo. Al neuroma de Morton que la atormenta desde hace ya unos años se ha sumado
una fractura de falange en el pie derecho que se hizo a principios de mayo. Lo primero es muy doloroso, se trata con radiofrecuencia, fisioterapia y reposo. En el peor de los casos, puede recurrirse a la cirugía.

La reina comenta algo druante el desfile del Día de las Fuerzas armadas en Oviedo. /

limited pictures

Para curar la fractura hay que recurrir al tiempo y está claro que no ha pasado el suficiente todavía. Aún así, la reina Letizia no falta a ninguna de las citas de su agenda. Pero, a pesar de los pocos pasos que tuvo que dar la reina, todo el mundo pudo verlo:
Letizia luce cojera. El público que se agolpaba en la puerta del hotel Reconquista, a la espera de conseguir un saludo de políticos y monarcas, pudo confirmarlo.

«¿Cómo está la reina?», preguntaron unas fans de la soberana a la ministra de Defensa, Margarita Robles. «Un poco coja», respondió ella. Ajena a los pitos que la recibieron a su llegada al desfile, Robles quiso agradecer la acogida
regalando su pañuelo rojo a una asturiana del público.

Hubo, eso sí, una ausencia muy lamentada. Hasta última hora, los ovetenses no perdieron la esperanza de poder ver en sus calles a la princesa Leonor. No pudo ser, pues
la heredera se encuentra en la fase final del curso y de maniobras en el campo de San Gregorio hasta el 7 de junio. Son las últimas antes de los exámenes, con lo que hubiera resultado complicado que asistiera al desfile del Día de las Fuerzas Armadas. Todo se prepara ya para su día grande: el 3 de julio, cuando reciba su despacho de alférez.

Author: mujerhoy

Elena de los Ríos

Había expectación, como siempre que Letizia aterriza en su ciudad natal. Oviedo respondió con un llenazo absoluto para
presenciar junto a la reina el desfile del Día de las Fuerzas Armadas, no solo en el día D sino en los ensayos de la noche anterior. A ella y a su recién estrenada
secretaria, Dolores Ocaña, de rojo royal uniformado. Todo transcurrió sin novedad, aunque siempre que los monarcas hacen una aparición pública cada detalle cuenta. Por ejemplo: hubo vivas al rey y pitos para todos los políticos. Sin importar su adscripción ideológica.

Cabe interpretar este renovado relieve de la gran fiesta de las Fuerzas Armadas en este
clima revuelto para la política parlamentaria. La vinculación de los monarcas con una institución que se mantiene al margen de este inhóspito ambiente es clave, sobre todo de cara a la sucesión que ha de culminar en la reinado de Leonor. La desafección campa y la Corona, con buen criterio, pretende
mantenerse al margen de ella.

La reina Letizia sorprende con su look más insólito en el Día de las Fuerzas Armadas: traje rojo y zapatillas cómodas

La ciudadanía asturiana que recibió con aclamación a los reyes Felipe y Letizia contempló, en una de las avenidas principales de Oviedo, el desfile de 3.293 militares (solo 250 de ellos mujeres) uniformados de gala, a lo largo de un recorrido de un kilómetro. Todo muy vistoso, aunque lo más comentado de la jornada fue el aspecto del monarca.
Felipe VI estaba imponente con el uniforme de capitán general del Ejército del Aire y el Espacio.

El curioso cambio físico de Felipe VI

El rey
Felipe lució el fajín de seda rojo de capitán general de los Ejércitos que su padre le impuso tras su abdicación y que le acredita como jefe supremo de las Fuerzas Armadas. Pasó revista con la gravedad acorde al momento, pero en los saludos sonrió con evidente orgullo y satisfacción. El monarca está a sus anchas en los eventos militares, y se nota.

Lo que notó también la ciudadanía ovetense, y seguramente los espectadores todos de la retransmisión televisiva del desfile del Día de las Fuerzas Armadas, fue el encanecimiento total del pelo y la barba del rey Felipe.
El vello de su rostro está ya absolutamente blanco, a pesar de que solo tiene 56 años. Cuidado, también, con su estado de forma. Algunas observadoras hicieron notar la posibilidad de que, bajo la chaqueta, ocultara kilos de más.

No está, señalaron las espectadoras, «tan ‘fit’», como la reina. El comentario de la silueta es lugar común en el público general pero, en Asturias, aún más. Dejarse los kilos por las esquinas es, dada la gastronomía, una heroicidad. En este sentido, el más celebrado fue el presidente del Principado, Adrián Barbón. «Estás guapísimu, vaya como adelgazaste», le decían las señoras apostadas en el hotel Reconquista, donde se celebró una recepción. «Quince kilos, pero aún me queda», presumía él.

La secretaria y la ministra le copian el look a la reina

El refugio de la reina en su ya habitual uniforme de trabajo,
el traje de chaqueta y pantalón, hace que el rey Felipe reciba más miradas de las que, probablemente, quisiera. En esta ocasión, además, coincidió con
otras tres mujeres en el mismo look de color rojo. Una de ellas fue la ministra de Defensa, Margarita Robles, llevó chaqueta roja, pañuelo rojo al cuello y pantalones negros, junto a unas discutidas gafas de sol negras.

El protocolo dicta que no se deben llevar gafas de sol en lugares cerrados ni, en abierto, al dirigirse a otras personas. Se entiende que si
Margarita Robles las llevó durante el desfile de las Fuerzas Armadas fue debido a la sensibilidad ante la luz, especialmente clara en una mañana de intenso sol en Oviedo. Aún así, la estampa era rara. Como fue raro contemplar a la flamante secretaria de la reina,
Dolores Ocaña, con otro traje rojo. Este efecto clon también resulta extraño. Aunque Ocaña no sale en las fotografías institucionales, sabe que la van a fotografiar sí o sí.

Por qué cojea la reina Letizia

Además de esta coincidencia, el comentario general tuvo que ver con el
estado de salud de la reina. Evidentemente, su aparición con pantalón y zapatillas de deporte evidencia que su enfermedad va para largo. Al neuroma de Morton que la atormenta desde hace ya unos años se ha sumado
una fractura de falange en el pie derecho que se hizo a principios de mayo. Lo primero es muy doloroso, se trata con radiofrecuencia, fisioterapia y reposo. En el peor de los casos, puede recurrirse a la cirugía.

La reina comenta algo druante el desfile del Día de las Fuerzas armadas en Oviedo.

La reina comenta algo druante el desfile del Día de las Fuerzas armadas en Oviedo. /

limited pictures

Para curar la fractura hay que recurrir al tiempo y está claro que no ha pasado el suficiente todavía. Aún así, la reina Letizia no falta a ninguna de las citas de su agenda. Pero, a pesar de los pocos pasos que tuvo que dar la reina, todo el mundo pudo verlo:
Letizia luce cojera. El público que se agolpaba en la puerta del hotel Reconquista, a la espera de conseguir un saludo de políticos y monarcas, pudo confirmarlo.

«¿Cómo está la reina?», preguntaron unas fans de la soberana a la ministra de Defensa, Margarita Robles. «Un poco coja», respondió ella. Ajena a los pitos que la recibieron a su llegada al desfile, Robles quiso agradecer la acogida
regalando su pañuelo rojo a una asturiana del público.

Hubo, eso sí, una ausencia muy lamentada. Hasta última hora, los ovetenses no perdieron la esperanza de poder ver en sus calles a la princesa Leonor. No pudo ser, pues
la heredera se encuentra en la fase final del curso y de maniobras en el campo de San Gregorio hasta el 7 de junio. Son las últimas antes de los exámenes, con lo que hubiera resultado complicado que asistiera al desfile del Día de las Fuerzas Armadas. Todo se prepara ya para su día grande: el 3 de julio, cuando reciba su despacho de alférez.

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