Su reino no es de este mundo, sino del de la estética y los inyectables. Ni una sola de las Kardashians se libra de haber modificado su cuerpo para triunfar en el ‘social media’. Todas han convertido su belleza física en su herramienta de trabajo, en el producto que venden en el mercado, de ahí la mutación de sus ‘looks’. Su decisión empresarial tiene, sin embargo, implicaciones más inquietantes para sus millones de seguidoras. No hay que olvidar que sus fans más que doblan la población de los Estados Unidos. Su influencia es enorme.
La Sociedad Americana de Cirugía Plástica y Estética ha hecho público el dato de que entre 2011 y 2016 se ha incrementado en un 87% el uso de la toxina botulínica, el producto que se inyecta para lograr efectos inmediatos sobre el rostro. Este incremento tiene todo que ver con la explosión de los procedimientos cosméticos no invasivos para las jóvenes desde 16 años, que ahora hacen cola en las clínicas para lograr la cara y el cuerpo perfecto que mostrar en sus ‘selfies’. Para el doctor Simon Ourien, uno de los médicos que ha modificado la cara de Kim Kardashian, sel fenómeno se explica por el ascendiente entre las ‘millenial’ de las Kardashian-Jenner.
“No puedo pensar en otras ‘celebrities’ que tengan más impacto en la red social o en la cultura en general que esta familia”, explica el doctor Ourien. Este punto no es debatible: es una realidad. Cuando las jóvenes vienen a mi consulta me piden el trasero de Kim, los labios de Kylie… Quieren hacer un puzzle. Es una locura”. En su opinión, estamos ante un fenómeno a largo plazo. “Tiene que ver con la cultura narcisista que imponen las redes. Si no estuvieran ahí las Kardashians tendríamos a otras”.
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